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Latinoamérica avanza en las sanciones contra el acoso callejero y ¿Chile cuándo?

Mayo fue un mes relevante para la discusión del acoso callejero en Sudamérica. Mientras Argentina y Perú avanzan en sus legislaciones ¿cómo se aborda esta problemática en el país?

La batalla contra el acoso callejero ha tomando cada vez más fuerza en Latinoamérica. En Chile, por ejemplo, el Observatorio Contra el Acoso Callejero (Ocac) presentó un proyecto de Ley que busca promover el respeto con el fin de evitar y sancionar el acoso sexual en el espacio público. Sin embargo, este descansa en el Congreso desde 2015, luego de haber sido aprobado en la Cámara de Diputados.

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A diferencia del menguado avance del proyecto en el Senado, estas últimas semanas han sido clave para la discusión sobre el acoso callejero en algunos países de sudamérica como Perú y Argentina.

El acoso callejero al otro lado de la cordillera

En Argentina, sólo dos provincias han legislado en la materia: el 24 de mayo en Sartra se aprobó un proyecto de Ley que incorpora la penalización del acoso sexual en lugares de acceso público a la constitución de la provincia. Discusión que ahora espera su aprobación en el Senado local.

El mismo proceso fue aprobado en 2015 en Buenos Aires con la promulgación de una ley que establece multas de hasta mil pesos argentinos (aproximadamente unos 41.600 pesos chilenos) o 10 días de trabajo social contra las personas que “hostiguen, maltraten o intimiden y que afecten en general la dignidad, la libertad, el libre tránsito y el derecho a la integridad física o moral de las personas basados en su condición de género, identidad y/o orientación sexual”.

A modo de sanción, un taxista argentino deberá realizar un curso de “convivencia, diversidad y derechos humanos” por acosar sexualmente a una mujer de 25 años que caminaba por la calle, luego de haber llegado a un acuerdo con la víctima mediante un proceso de mediación.

Si bien contar con una normativa que regule esta problemática se vuelve necesario y entrega casos ejemplerizadores como el del taxista de Buenos Aires, la ley también deja otras aristas de lado.

Razón por la cual este 18 de mayo se abrió el Observatorio Contra el Acoso (OCA) en Buenos Aires con el fin de evidenciar, prevenir y erradicar todas las formas de hostigamiento hacia las mujeres, entre ellos la seguridad en los espacios públicos.

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Tal como explica Daniela Poblete, responsable del área de estudios e investigación de OCA, afirma que “el acoso es una forma de disclipinar los cuerpos de las mujeres en el espacio público. Antes no podíamos salir a trabajar, no estudiábamos, todo eso viene de la historia de nuestra cultura y ahora que salimos a esos espacios, se establecen lógicas de poder generalmente direccionadas hacia las mujeres”.

“El acoso generalmente se expresa de manera sexual, pero en realidad es un acoso moral y disciplinador, porque todo el rato te están diciendo que tu cuerpo no es tuyo, sino de quien domina en esa esfera pública, que históricamente ha sido un espacio de los hombres”, agrega la especialista.

La prevención del acoso callejero más allá de la sanción

Otro de los países de la región que cuenta con avances en la materia es Perú. Desde 2015, el país vecino cuenta con una ley que tipifica y sanciona el acoso sexual.

Al revés de la normativa argentina, la ley es para todo el país, pero depende de cada gobernación si esta se aplica o no. Tal como explica Fabiola Mazag, abogada integrante del colectivo Paremos el Acoso Callejero de Perú,  en total 31 municipalidades han presentado planes para detener el acoso sexual callejero. La ley ha ayudado a tipificar el acoso y con ello hacerlo visible, pero más allá de lo punitivo, lo importante es un cambio cultural”.

Durante las últimas semanas, el debate en Perú se ha vinculado a cómo culturalmente se debe abordar esta temática. El 21 de mayo, el director de la ONG Luz Ámbar, Luis Quispe, planteó destinar buses y vagones exclusivos para mujeres en buses de transporte público y en el Metro de Lima durante las horas peak con el fin de evitar los casos de acoso, entre ellos los tocamientos.

Sin embargo, desde Paremos el Acoso callejero afirmaron que “con este tipo de medidas se plantea que los acosadores son animales que no pueden razonar y eso sería una limitante para prevenir y combatir el acoso. Separarnos en diferentes vagones o buses no soluciona el problema solo lo oculta o lo invisibiliza. Lo que necesitamos las mujeres es disfrutar de las espacios públicos al igual que los hombres, no ser excluidas de ellos para evitar que seamos víctimas. Si en verdad quieren combatir el acoso sexual callejero, sumemos esfuerzos para reeducar a la población y ayudemos a masificar la información”.

El acoso callejero diferencias y similitudes en Latinoamérica

Sin duda, la forma de abordar el acoso en los países es totalmente distinto, Natalia Muñoz, responsable de Articulación Internacional de la Ocac, enfatiza que “a modo general, no hay una forma de ver el acoso sexual en Latinoamérica porque hay diferentes formas de vivirlo. Por ejemplo, en Guatemala lo más suave es que te digan algo y ya luego van los ‘agarrones’, mientras que en Chile, el acoso es más asolapado, uno quiere encarar y los tipos se hacen los locos”.

“Hay países que ya han avanzado en sus legislaciones como Perú y Argentina. Por otro lado, tenemos países como Chile donde hay proyectos de ley que están durmiendo en el Senado hace dos años. Entonces, tenemos un  panorama donde hay países que ya han avanzado en estos temas, otros que estamos a la mitad, como Chile y otros en los cuales aún no se ha generado nada, principalmente por voluntades políticas”, agrega Muñoz.

Sin embargo, la experta chilena afirma que sí es posible establecer un criterio en común en la región, “en Latinoamérica este es un problema cultural, porque se intenta pasar el acoso sexual callejero como si fuese una galantería, como la expresión de coquetear”. 

«En Chile se han acogido bien las campañas contra el acoso callejero pero no falta el que te diga ‘esto es una tontera o cómo voy a conocer a mujeres si no les puedo gritar cosas en la calle’, cuando la intención claramente no es conocer a la gente gritándole algo. Lo que hemos visto en Santiago, por ejemplo, es que hay una resistencia de la gente de ser cómplice del acoso callejero, aunque no hemos llegado de esa misma manera en regiones», agrega la especialista de la Ocac.

Respecto a este punto,  la especialista del observatorio argentino también coincide “por ejemplo, acá en Argentina se dice bueno, tenemos el tango, la galantería, si tenemos la poesía a flor de piel cómo no le vamos a decir a la mujer. Mientras que en Chile se le llama picardía y así de distintas formas en cada país, y cuando se dicen esas frases no importa si nosotras queremos recibir o no esos mensajes”.

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