En apenas unas semanas alertó de una ruptura del orden constitucional, rechazó la Asamblea Constituyente, admitió el descontento social por la escasez de productos básicos y confirmó que al menos un manifestante murió por el impacto de una bomba lacrimógena lanzada por las fuerzas de seguridad.
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No es líder de la oposición, tampoco es una autoridad cualquiera: es Luisa Ortega, la poderosa fiscal general, confesa chavista, quien remece al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Con voz firme, aunque por momentos quebrada, la abogada de 59 años acusó a la militarizada Guardia Nacional de ser responsable de medio millar de heridos (más de la mitad del total) y de la muerte de un joven durante las protestas contra Maduro, que dejan 57 fallecidos en 54 días, según la Fiscalía.
«Más de la mitad de los lesionados ha sido producto de la acción de los cuerpos de seguridad», dijo.
Ortega señaló además a un oficial de la Guardia Nacional por la muerte de un estudiante de 20 años, en una protesta en Caracas.
«Fue impactado por un objeto como éste», dijo al mostrar una bomba lacrimógena, en claro desafío al gobierno que aseguró que el joven había sido asesinado con una pistola de pernos (de sacrificio de ganado), accionada por manifestantes durante la manifestación.
Ortega se ha vuelto la heroína de la oposición. En Twitter, Freddy Guevara, vicepresidente del Parlamento calificó de «histórica» su declaración.
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– «Traidora» –
Pero la airada reacción del gobierno no tardó en llegar. Uno de los más poderosos dirigentes del chavismo, Diosdado Cabello, tildó a la fiscal de «traidora», durante su programa televisivo. Y el diputado oficialista Pedro Carreño lanzó en su cuenta Twitter: «pena ajena da ver a Luisa Ortega».
En apenas semanas, Ortega ha dado varios golpes contra el gobierno. Denunció como «una ruptura del orden constitucional» la decisión a fines de marzo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de asumir las atribuciones del Parlamento, único poder controlado por la oposición.
Aunque luego de una fuerte presión internacional el TSJ dio marcha atrás, la decisión desató la violenta oleada de protestas.
La brecha se amplió aún más cuando la fiscal rechazó el llamado de Maduro a una Asamblea Constituyente, considerada por la oposición como una maniobra para perpetuarse en el poder.
En una carta filtrada a la prensa, aseguró que la Constituyente «en lugar de propiciar un clima de paz» -como dice Maduro- agravará la crisis.
Fue aún más lejos al condenar en una entrevista con el Wall Street Journal «la represión» en las protestas. También censuró los juicios de civiles por tribunales militares.
– Una chavista confesa –
El presidente, aunque quisiera, no puede destituir a la fiscal, en el cargo desde 2007. La Asamblea Nacional -entonces controlada por el chavismo- la reeligió en 2014 para un nuevo mandato que concluirá en 2021.
«Pido disculpas a la revolución por haber designado a Luisa Ortega Díaz como Fiscal General (…) Yo fui uno de los que la defendí y tuve que convencer a compañeros», se lamentó este jueves Diosdado Cabello, quien era presidente del Parlamento cuando fue designada.
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Ortega fue cercana a Chávez incluso desde su campaña presidencial en 1998, cuando trabajaba en un despacho de abogados del estado Aragua (norte).
En 2002, año en que Chávez enfrentó un golpe de Estado, ingresó al Ministerio Público porque al presidente «le cayó bien», contó a la AFP un periodista de la fuente judicial que la conoce desde hace años y la define como una mujer con «gran olfato político».
Está casada con el diputado chavista Germán Ferrer, quien perteneció a las Juventudes del Partido Comunista y participó en la guerrilla urbana contra Rómulo Betancourt, primer presidente de la etapa democrática en el periodo 1959-64.
– «A todo riesgo» –
No siempre fue querida por la oposición, que durante años la acusó de tomar medidas en favor del gobierno.
Es recordada por imputar a los policías que la justicia condenó por el golpe de Estado contra Chávez. También por impulsar la condena a casi 14 años de prisión que cumple el dirigente opositor Leopoldo López, acusado de propiciar las protestas de 2014 contra Maduro, que dejaron 43 muertos.
Pero desde finales de 2016, diputados opositores aseguran que la luna de miel con Maduro llegó a su fin. Para el politólogo chavista Nicmer Evans, crítico a Maduro, Ortega «es una mujer firme, que asume posturas a todo riesgo».
«Ella representa al chavismo digno, democrático, frente a las pretensiones totalitarias del madurismo», aseguró a la AFP.