La opción de convertir a Puerto Rico en un nuevo estado de Estados Unidos recibió un amplio apoyo en el plebiscito sobre el estatus jurídico de la isla realizado este domingo, pero el triunfo de los «estadistas» se vio eclipsado por el escaso interés de los votantes por la consulta.
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El plebiscito no vinculante, que será considerado ahora por las autoridades federales en Washington, dio más de un 97% de respaldo a la opción de los «estadistas» encabezados por el gobernador, Ricardo Rosselló.
Mientras que la opción que proponía la independencia total del estado libre asociado a Estados Unidos sólo logró un 1,5 de respaldo y mucho peor fue el resultado (1,32%) para los que proponían mantener el estatus actual.
Pero en la consulta solo participó alrededor de medio millón de los 2,6 millones de electores habilitados para participar.
Para Rosselló, quien convocó al plebiscito tras asumir a comienzos de este año, el resultado fue un claro mensaje destinado a poner fin a lo que calificó como la «indigna» situación colonial en que se encuentra la llamada «isla del encanto».
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A poco de finalizar la votación, el líder del gobernante Partido Nuevo Progresista (PNP) afirmó que los resultados todavía preliminares abren la puerta para «exigir y reclamar» que se ponga fin a la relación «colonial» con EEUU.
Añadió que, además de ser un mensaje para emprender los pasos hacia una incorporación de Puerto Rico como estado de Estados Unidos, también es un llamado a terminar con «la indigna relación colonial» con ese país.
Asimismo, aseguró que el resultado abre la puerta a un proceso de transición para que el territorio se convierta en un «nuevo estado de la unión».
Es un mensaje «claro y fuerte» dirigido al mundo y al Congreso de Estados Unidos en Washington al que corresponde decidir esa incorporación, insistió.
Rosselló también remarcó la significación del resultado al indicar que «hoy los puertorriqueños estamos…reclamando los mismos derechos de los ciudadanos americanos».
Roselló reiteró que el resultado fue «histórico» para la estadidad y dijo que sería una injusticia que la decisión de los puertorriqueños fuera desatendida.
«Resultaría una gran contradicción exigir democracia en otras partes del mundo, sin responder al legítimo derecho a la autodeterminación política que hoy se produjo en Puerto Rico«, afirmó.
El éxodo de los puertorriqueños hacia Estados Unidos por la crisis económica de la isla es otra muestra de la crisis financiera que afecta al país y que se ha comenzado a manifestar en recortes presupuestarios a la Universidad de Puerto Rico y a la policía mientras otras instituciones importantes ya se han declarado en bancarrota.