Los bomberos buscaban el jueves cuerpos en la torre de viviendas sociales de Londres que sufrió un incendio el día anterior, dejando 17 muertos, según un nuevo balance, y numerosos interrogantes sobre el estado del edificio.
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«Desgraciadamente, puedo confirmar que el número de muertos es 17», dijo el comandante de la policía Stuart Cundy en una declaración a la prensa.
Se asume que el balance de muertos aumentará a medida que los bomberos avancen dentro de la estructura calcinada de gran parte del edificio, una probabilidad reforzada porque hay familias de las que no se sabe nada.
Treinta y siete personas seguían hospitalizadas, 17 de ellas graves, y no se espera ya encontrar supervivientes.
La comandante de los bomberos de Londres, Dany Cotton, dijo que hay partes del edificio que no son seguras y que llevará tiempo inspeccionar todos los rincones. Hay «un número desconocido» de gente dentro, pero «sería un milagro que quedara alguien vivo», explicó a Sky News.
«Llevará semanas despejar el edificio e inspeccionarlo apropiadamente», añadió.
La primera ministra Theresa May visitó este jueves el lugar y la reina Isabel II publicó un comunicado afirmando que sus «oraciones y pensamientos están con las familias que perdieron a seres queridos».
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El incendio en la Torre Grenfell se inició antes de la 01H00 (00H00 GMT) del miércoles, y se propagó rápidamente por las 24 plantas y sus 120 apartamentos.
El fuego obligó a los vecinos a huir en medio de un humo espeso por la única escalera, saltar por las ventanas o incluso lanzar a sus hijos por ellas para alejarlos de las llamas.
Los vecinos habían denunciado en numerosas ocasiones que el edificio no estaba preparado para un incendio, y la velocidad a la que se propagó el fuego ha sido relacionada con un revestimiento instalado en una renovación en 2016 y que pudo haber actuado como una chimenea.
Además, el interior del revestimiento es de plástico, inflamable.
«En una carrera de más de 30 años, no había visto nunca un incendio que devorara de esta manera un edificio entero», explicó Matt Wrack, secretario general del Sindicato de Bomberos.
Una comunidad modesta en un barrio rico
Unas 800 personas, la mayoría inmigrantes muy humildes, vivían en la Torre Grenfell, construida en 1974 en una sección obrera del riquisimo distrito de Kensington y Chelsea, a escasa distancia del barrio bohemio y animado de Notting Hill.
El edificio de apartamentos sociales pertenecía al distrito y estaba gestionado por su organismo de vivienda, Kensington and Chelsea Tenant Management Organisation (KCTMO).
«Sólo una catástrofe expondrá la ineptitud e incompetencia de nuestro propietario», el KCTMO, escribió ya en noviembre el vecino Edward Daffarn, en el blog del Grupo de acción de Grenfell.
La concejal laborista Judith Blakeman, que es parte de la junta directiva del KCTMO, dijo a The Guardian que había presentado 19 quejas sobre las medidas anti-incendios del edificio, y que fueron ignoradas. «Me trataban como si molestara» explicó. «En todos los casos nos dijeron que la junta consideraba que las medidas contra incendios eran correctas».
La remodelación de hace un año, que costó 8,7 millones de libras (9,8 de euros, 10,9 de dólares) incluyó nuevas ventanas y sistema de calefacción.
La empresa que realizó las obras, Rydon, dijo que estas cumplieron «todas las medidas de control, regulación de incendios y las normas de seguridad».
Los vecinos recibieron la instrucción de quedarse en sus casas y bloquear el humo con toallas, pero los bomberos no pudieron llegar hasta lo más alto por la virulencia del incendio.
«Las escaleras no estaban destinadas a ser usadas como una salida de emergencia para una multitud», dijo Mark Coles, director de regulaciones técnicas del Instituto de Ingeniera y Tecnología británico (Institution of Engineering and Technology, IET).
«El consejo que recibieron los vecinos era que, en caso de incendio, tenían que quedarse en sus propiedades. La velocidad a la que se propagó el fuego sugiere que hubo un fallo grave en las técnicas de diseño e instalación», agregó.
David Collins, antiguo presidente de la Asociación de Vecinos de la Torre Grenfell, dijo que nunca se prestó atención a las quejas de sus residentes.
«Si las mismas preocupaciones se hubieran dado en una parte rica de Kensington y Chelsea se hubieran resuelto», lamentó en declaraciones a la AFP.
«Esta es una comunidad multiétnica, multicultural y diversa, que no estuvo bien atendida por la gente que la representaba», explicó.