La ministra de Administración Interna de Portugal, Constança Urbano de Sousa, afirmó este lunes que ya han sido identificadas 24 de las 64 víctimas mortales que, según el último balance provisional, deja el incendio desatado este sábado en Pedrógão Grande.
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Urbano de Sousa, que dio a periodistas los últimos datos del siniestro, subrayó que los equipos forenses trabajan sin descanso para identificar a los fallecidos, cuyos restos han sido trasladadas a Coimbra para realizar los análisis pertinentes.
«Nuestro dolor es inmenso, como nuestra solidaridad con las familias de la tragedia», declaró el domingo por la noche el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, todavía conmocionado por el siniestro más mortífero de la historia reciente de Portugal.
«Tenemos una sensación de injusticia, pues la tragedia ha afectado a esos portugueses de los que se habla poco, de una zona rural aislada», añadió.
El último balance oficial era de 64 muertos y 60 heridos, incluyendo cinco en estado de gravedad, un niño y cuatro bomberos. Pero las autoridades no descartan encontrar otras víctimas en los pueblos devorados por las llamas.
Respecto al combate a las llamas, Urbano de Sousa apuntó que «varias áreas están cediendo favorablemente» a los esfuerzos de los más de 2.000 efectivos desplegados en los distritos de Leiria -el más afectado-, Castelo Braco y Coimbra, todos en el centro de Portugal.
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Por su parte, el comandante de operaciones de los servicios de Protección Civil lusos, Elíseo Oliveira, que compareció junto a Urbano de Sousa, dijo que la temperatura ha aumentado y que algunos medios aéreos, cuyo trabajo había sido limitado por falta de visibilidad, han comenzado a acceder a algunas zonas.
El Instituto Portugués de Mar y Atmósfera (IPMA), prevé que en las zonas afectadas por las llamas la temperatura ronde hoy los 38 grados y los vientos que pueden variar de moderado a fuerte.
‘El fin del mundo’
Según las autoridades, gran parte de las víctimas murieron en sus vehículos al verse rodeados por las llamas cuando circulaban por la nacional 236 que enlaza Figueiro dos Vinhos con Castanheira de Pera el pasado sábado.
«Era verdaderamente un infierno. Creí que había llegado el fin del mundo. Creí que no iba a salir viva», contó a la televisión portuguesa Maria de Fatima Nunes, que fue rescatada.
Se descubrieron cuerpos en viviendas situadas en zonas aisladas. Al menos tres pueblos cercanos a Pedrogao Grande fueron evacuados.
La mayoría de las víctimas identificadas «murieron en su casa, que no habían dejado a tiempo», subrayó el primer ministro, Antonio Costa, instando a la población a respetar las órdenes de evacuación.
«Si dejo mi casa, todo arderá, pues no tenemos a nadie que nos ayude», declaró Fernando Pais, un agricultor de 50 años que vivía con su mujer y su hijo en Trespostos, una aldea próxima al pueblo de Campelo.
La familia Pais no quiso abandonar su vivienda y desde hace más de 24 horas lucha sola contra las llamas con una simple manguera.
«Conocía a varias víctimas. Una de mis colegas perdió a su madre y a su hija de cuatro años porque no logró sacarlas de la parte trasera del coche», dijo Isabel Ferreira, de 62 años, habitante de una localidad de la zona.
Refuerzos europeos
La policía judicial «pudo determinar que una tormenta seca causó el incendio», descartando la pista criminal, tras haber hallado un árbol alcanzado por un rayo.
Cuatro aviones contraincendios tipo Canadair españoles y otros tres franceses llegaron el domingo para ayudar a los bomberos portugueses. Durante esta jornada, llegarán dos aviones españoles y dos italianos, así como refuerzos terrestres, en el marco del mecanismo europeo de protección civil, activado a petición de Lisboa.
Por su parte, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, prometió a Lisboa «toda la ayuda necesaria» para combatir el fuego.
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