El 2 de junio comenzó oficialmente el período de campaña electoral para los precandidatos de primarias. Un hecho que puede haber pasado inadvertido para muchos, se evidenció en un llamativo detalle en el ex Presidente Sebastián Piñera: volvió a usar su reloj «campañero», el reconocido Toy Watch rojo fluorescente que ha lucido desde hace años. El uso del accesorio ha coincidido con el despliegue que ha tenido en los medios durante las últimas semanas, en las cuales ha debido responder a críticas, dar a conocer su proyecto e intentar dejar claro que sus negocios no se mezclan con política. En este escenario, el otrora jefe de Estado recibió a Publimetro. Durante 38 minutos de entrevista en su despacho en Apoquindo 3000, profundizó en sus anuncios sobre transporte público, la crisis de representatividad que vive el país y el millonario fraude en Carabineros.
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¿A qué se refiere cuando anuncia el fin del Transantiago?
El Transantiago ha sido una de las peores políticas pública que se han implementado en Chile. El sistema no funcionó ni cumplió con sus promesas. Hay que aprender de los errores, tenemos 10 años que nos han permitido diseñar un nuevo sistema que hemos bautizado «Transporte Tercer Milenio» (TTM), el cual incorpora las grandes experiencias que han ocurrido en el mundo para dar un gran salto hacia un sistema de transporte público propio de un país desarrollado. En esencia no es un cambio brusco, no aplicaremos un big bang como se hizo antes.
¿En qué se basa este sistema?
Consiste en fijar prioridades en el uso de la infraestructura vial. El eje estructurante estará en el Metro, los trenes y el tranvía, es decir, estará sobre rieles. Esa es la esencia que pretende en un plazo de 10 años transformar nuestro sistema. Pero no sólo es para Santiago, es un plan nacional. El proyecto incluye soluciones para las principales ciudades y prácticamente todas las regiones son contempladas.
Sus anuncios son principalmente obras. ¿Habrá cambios en la gestión y operación del servicio que equivalga al fin del Transantiago?
Necesitamos pensar el sistema de forma integral, no por partes. En una primera etapa Metro será fundamental y tiene que cambiar su filosofía, no sólo preocuparse de lo que pasa bajo tierra sino también preocuparse de lo que pasa sobre la tierra, principalmente los trenes y tranvías. Pero inevitablemente en las principales ciudades de nuestro país debemos tener una autoridad de transporte que planifique, administre y coordine el buen funcionamiento de sus sistemas.
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Se ha planteado que Metro participe también del sistema de buses o que asuma el rol que hoy mantiene la Dirección de Transporte Público Metropolitano (Dtpm). ¿Está de acuerdo?
El Metro, tranvía y tren serán el eje estructurante, pero no el único. Los buses, taxis, teleféricos, bicicletas y peatones también. Por eso se requiere una autoridad que planifique y coordine el sistema de transporte en su integridad. Para eso se va a requerir crear una autoridad de transporte metropolitano como existe en ciudades como Nueva York y Londres.
«La concesión de nuevas líneas de Metro es una posibilidad».
¿Propone que Metro sea esa autoridad?
En una primera etapa el Metro tendrá que ampliar su responsabilidad y para eso se requiere que su mentalidad no sólo sea preocuparse del subterráneo y deberá responsabilizarse de lo que pasa sobre todo el sistema de rieles.
El Gobierno está en proceso de relicitación de la flota terrestre. Si los contratos quedan firmados en este Gobierno, de ser Presidente, ¿los mantendría?
Este proceso de relicitación se ha hecho mal. Se hizo en forma tardía, mucha improvisación. Por supuesto que los contratos hay que cumplirlos, pero se pueden perfeccionar de común acuerdo. Por eso nos hemos fijado un horizonte de tiempo con el objetivo que la implementación del nuevo sistema sea gradual, sin trauma ni conflictos.
Dado los pocos meses que le restan a este gobierno, ¿qué ocurre si los contratos no son firmados?
En este caso, la solución de emergencia ha consistido en prorrogar los contratos, pero tenemos que tener un norte claro que es el TTM y no seguir improvisando. Por eso, de acuerdo a la realidad que nos encontremos el 11 de marzo va a ser la estrategia para definir el proceso de evolución desde el Transantiago hacia el TTM.
Entonces, ¿asumo que si estos contratos no quedan firmados en el actual gobierno, usted va a prorrogar los actuales?
Uno no puede interrumpir el sistema de transporte, por tanto, si no estuvieran los contratos firmados, es posible que se requiera alguna extensión mientras se preparan licitaciones que sean concordantes y consistentes con TTM.
Los actuales contratos fueron firmados en 2012 durante su gobierno. Es decir, las actuales condiciones del sistema son responsabilidad de su gobierno y aún así lo critica duramente. ¿Asume alguna responsabilidad al respecto?
El Transantiago es responsabilidad en su diseño del Gobierno del presidente Lagos y en su implementación de la Presidenta Bachelet. Nosotros heredamos ese problema e hicimos muchos esfuerzos por mejorar la calidad del sistema. Uno no puede cambiar en poco tiempo algo que se venía incubando mal hace años. Por eso ahora estamos pensando con mucha anticipación para poder llevar adelante el TTM.
«La crisis de Carabineros pudo y debió ser evitada».
A partir de los últimos contratos ha aumentado la evasión y las empresas cayeron en estados financieros complejos.
El ministro René Cortazar durante los últimos años del primer gobierno de la Presidenta Bachelet congeló las tarifas por una razón política y generó un enorme déficit en el sistema que era imposible seguir acumulando. Por eso nosotros tuvimos que hacer un reacomodo de tarifas, era inevitable. Y eso genera problemas con la evasión, pero recibimos un sistema mal diseñado con contratos firmados y un sistema muy rígido. Dentro de esa rigidez hicimos arreglos, la calidad del sistema mejoró, pero eran parches a un mal sistema que ahora queremos cambiar por un sistema nuevo con una transición gradual.
Con relación a las obras que anuncia, ¿cuáles se iniciarían en el próximo gobierno?
Alguna de las líneas nuevas se van a iniciar durante un próximo gobierno, pero no todas. Algunas quedarán para el periodo posterior.
¿Pero contempla qué obras en específico se construirán entre 2018 y 2022?
Depende mucho de la situación que encontremos el 11 de marzo. Pero falta la evaluación específica línea por línea. Hay muchas extensiones que hay que hacer.
El Estado ha gastado en 10 años cerca de US $6 mil millones, subsidio que sólo está contemplado hasta 2022. ¿Se debe continuar con este financiamiento una vez cumplido este plazo?
Definitivamente los sistemas de transporte público en el mundo requieren y tienen subsidios. Lo importante es que ese subsidio sea lo estrictamente necesario y no un pozo sin fondo en que todo el déficit lo terminan financiando los chilenos a través de sus impuestos. Es por eso que el TTM tendrá aportes públicos, pero también concesiones privadas. Una alianza estratégica para entregar un sistema de transporte público moderno.
¿Contempla la posibilidad de concesionar la operación de las nuevas líneas de Metro?
Por supuesto que la concesión de nuevas líneas de Metro es una posibilidad. Y tiene que ser concesionada dentro de un sistema integrado y coordinado para que funcione como una red.
Crisis de confianza y legitimidad
El ex Presidente Ricardo Lagos habló en su momento de la peor crisis institucional del país, salvo el periodo de dictadura, ¿coincide?
Hemos tenido muchas crisis institucionales, no sé si ésta es la peor, pero si es grave. No podemos seguir escondiendo la cabeza y debemos enfrentarla. Hay una crisis principalmente de confianza e ilegitimidad. De la gente en las autoridades y las instituciones, y las afecta a todas, no sólo a las políticas. Afecta al Gobierno, el Congreso, las FFAA, Carabineros, el fútbol profesional, etc. Es una crisis que debemos enfrentar porque de lo contrario puede ser un tremendo freno al desarrollo integral de nuestro país.
¿Cómo se enfrenta?
Hay que tener claro que la responsabilidad está en las autoridades. La única manera de enfrentar esta crisis es que corrijamos los errores que hemos cometido. Se requiere un mejor gobierno, algo que ayuda enormemente a recuperar las confianzas. Necesitamos mejores instituciones, hay muchas que requieren ser modernizadas y perfeccionadas. Las autoridades deben tener mejores reglas de control, evitar los abusos de poder, los fraudes y la falta de probidad. Pero también creo que los ciudadanos tienen una cuota de responsabilidad. El hecho que en Chile 2 de cada 3 personas no se sientan responsables de votar, también es un problema. Los chilenos deben aportar en la política para tener mejores niveles de confianza y de legitimidad.
Omite al sector privado, principalmente el gran empresariado, el cual ha caído en colusión y financiamiento irregular de la política. ¿Cuál es la autocrítica que se debiese hacer este sector?
Nadie está exento de responsabilidad, el sector empresarial tiene una cuota de ella. En primer lugar porque algunos han cometido grandes abusos contra los consumidores y, a veces, no respetando íntegramente la legislación laboral que afecta a sus trabajadores o no cumpliendo íntegramente con su responsabilidad tributaria. Noto en las nuevas autoridades del mundo empresarial un claro compromiso con asumir esta responsabilidad y aportar más a la calidad de las instituciones y nuestra democracia. Pero también tienen una cuota de responsabilidad y los casos que hemos conocido de colusión son ejemplos claros de esa falla que los ha afectado.
Según la última encuesta CEP, su porcentajes de aprobación y desaprobación son iguales. ¿Ese rechazo lo entiende por la «doble militancia» que mantiene como empresario y político?
En mi vida he tenido tres grandes vocaciones. Primero académica. Después tuve una vocación emprendedora, partí desde cero, algunas empresas tuvieron mucho éxito, crearon muchos empleos y riqueza. Y finalmente mi vocación política. No creo que vaya por ahí la cosa. Creo se debe a que como soy el principal candidato de Chile Vamos, la izquierda y la Nueva Mayoría, que se acostumbró a la calefacción y las comodidades del poder, ven en mí al principal adversario.
Es un ex Presidente con altas probabilidades según las encuestas de serlo nuevamente, pero también posee una de las mayores fortunas del país. ¿No debiese estar la vara más alta y usted asumir aquella responsabilidad?
Por supuesto que asumo esa responsabilidad. Gobernar siempre ha sido muy difícil, a nosotros nos tocó hacerlo en tiempos complicados: crisis subprime, recesión, teníamos minorías en las dos cámaras y, adicionalmente, el terremoto y maremoto. No lo digo como disculpa, porque a pesar de estas dificultades cumplimos con nuestros compromisos.
¿Cuánto ha influido su trayectoria como empresario, incluida su fortuna, para llegar a las posiciones de poder en que se encuentra?
La trayectoria por supuesto es parte de la historia, son conocidas y creo que influyeron en que fuera elegido Presidente. Pero al fin y al cabo, igual como en la vida, el hombre propone y Dios dispone, en la política y la democracia, los candidatos proponen y la gente dispone. Por lo tanto, la gente tendrá que decidir qué quiere para Chile.
¿Está orgulloso de su carrera como empresario?
No heredé nada material de mis padres. Por tanto, siento que a lo largo de mi vida me he esforzado. He puesto lo mejor de mí mismo, lo he hecho con dedicación, perseverancia, compromiso y esfuerzo. Siento que esa formación es un activo, no un pasivo. Me siento orgulloso de lo que he logrado en mi vida, y quisiera que las oportunidades que he tenido, especialmente en materia de educación, la pueda tener la mayor cantidad de chilenos. Si estoy en esto, es porque mi vocación verdadera no está ligada a intereses particulares, por legítimos que sean.
Reforma a Carabineros
En Carabineros se produjo uno de los mayores fraudes que ha padecido la administración del Estado. ¿Debería tener controles y requerimientos acordes a los de un servicio público?
Soy un gran admirador de Carabineros de Chile, porque los he visto sacrificarse por nuestras vidas. Pero tengo plena conciencia que Carabineros está pasando por una grave crisis y requiere una profunda modernización. No sólo en el sentido administrativo. Necesita cambios muy profundos: en la formación, en la carrera funcionaria, en la manera en que se asignan los recursos, en nuevas tecnologías y la manera de rendición de cuentas. Cada comisaría tendrá un sistema de información en línea que semana a semana deberá rendir cuentas sobre la delincuencia en el sector. Para eso se aplicará un sistema táctico de administración del delito.
¿Propone una escuela única para Carabineros?
Proponemos un cambio profundo en la formación. Por supuesto con una escuela de suboficiales y otra de oficiales. Tenemos que revalorizar el rol operativo de la institución. Se debe incorporar más tecnología o personal civil para liberar a los que estén en responsabilidades administrativas. En Carabineros hay un grave problema operativo de mando, de conducción, de agilidad y de oportunidad para enfrentar el delito.
Y en el ámbito administrativo ¿qué propone?
No pueden ser sólo controles internos. Ninguna institución puede vigilarse 100% a sí misma. Debe haber instancias y, en este caso, hay que fortalecer las atribuciones de Contraloría sobre Carabineros.
¿Cómo evalúa el rol del general director Bruno Villalobos?
Sin duda, la crisis de Carabineros pudo y debió ser evitada si hubiera tenido otro sistema de control. Hoy nos damos cuenta de todas las ineficiencias, que se controlaban entre ellos mismos y que quienes eran llamados a hacerlo eran parte de la misma mafia que estaba abusando y aprovechándose de los recursos públicos. Eso refleja un problema grave de control y por tanto Carabineros necesita una profunda modernización.
¿Corresponde su renuncia?
El general director es un cargo de exclusiva confianza de la Presidenta, esa decisión la debe tomar ella.