La inesperada decisión de Ford de llevarse la producción del Focus de México a China, la tercera vez que la compañía anuncia cambios radicales en los planes de producción del vehículo, puede causar problemas a la empresa con el Gobierno de Estados Unidos.
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Cinco días después del anuncio, el presidente estadounidense, Donald Trump, sigue ignorando la decisión de Ford a pesar de que algunas personas siguen pidiendo hoy en Twitter su intervención: «Ford está intentando enviar el Ford Focus a China. Mantenga nuestros trabajos aquí, por favor, ayude».
De momento, la única reacción del Gobierno estadounidense ha sido la del representante de Comercio Exterior de EE.UU., Robert Lighthizer, quien el jueves declaró que la decisión de Ford podría provocar represalias.
Lighthizer dijo: «Lo encuentro muy preocupante. Quiero revisarlo y ver qué incentivos hay ahí. No me parece que tenga sentido».
«Si la decisión se tomó por razones no económicas, entonces creo que el Gobierno debería tomar medidas», añadió.
La decisión de desplazar la producción del Focus a China es la primera gran medida industrial del nuevo consejero delegado de Ford, Jim Hackett.
Hackett, un empresario que durante casi dos décadas dirigió el mayor fabricante de muebles de oficina del mundo, Steelcase, reemplazó de forma inesperada a Mark Fields al frente de la compañía el pasado 22 de mayo.
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El reemplazo de Fields con Hackett fue consecuencia, en gran parte, de los malos resultados que las acciones de Ford han cosechado en los últimos cuatro años en los mercados de valores, con una caída de su valor del 36%.
Hackett ha llegado a la dirección de Ford con un claro objetivo: mejorar el rendimiento del capital que la compañía invierte.
Joe Hinrichs, el presidente de operaciones globales de Ford, explicó el martes que la producción del Focus en China permitirá que Ford se ahorre 1.000 millones de dólares, incluidos 500 millones que le reportó la cancelación de la inversión en San Luis de Potosí (México).
Y añadió: «Hemos investigado mucho y los consumidores les preocupa más la calidad y el valor que el lugar de producción. El iPhone se produce en China y a la gente no le importa».
Con la decisión de producir el Focus en China, Ford apuesta que ni a Trump ni al público estadounidense le importa dónde se produce el vehículo.
El anuncio de producir en China la nueva generación del Focus para su exportación a Estados Unidos y otros mercados internacionales es el último viaje de una trayectoria caótica que ha provocado que, en menos de seis meses, la fabricación del modelo haya cambiado tres veces de planta y dos de continente.
La saga del Ford Focus y México se inició en julio de 2015 cuando el fabricante anunció que el modelo dejaría de producirse en Michigan en 2018.
En abril de 2016, Ford dijo que invertiría 1.600 millones de dólares en México para construir una nueva planta de montaje en la localidad de San Luis de Potosí donde se produciría la nueva generación del Focus.
Pero en enero de este año, tras las incesantes críticas y amenazas de Trump a Ford por la producción de vehículos en México, el entonces presidente de la compañía, Mark Fields, sorprendió a las autoridades mexicanas al anunciar que cancelaba la inversión en San Luis de Potosí.
Al mismo tiempo, Fields también anunció que mantendría la producción del Focus en México, en la existente planta de Hermosillo, para su exportación a Estados Unidos.
Fields negó entonces que la decisión de cancelar la construcción de la planta de San Luis de Potosí fuese una concesión a Trump, que había amenazado con imponer a Ford aranceles aduaneros de hasta el 35 % en todos los vehículos importados desde México.
Fields explicó que la única razón de la cancelación fue empresarial, aunque Ford nunca explicó con detalle qué había cambiado en el ambiente económico para anular en pocos meses una gran inversión que había sido planificada desde hacía años.
«No hemos llegado a un acuerdo con Trump. Lo hemos hecho por nuestro negocio», aseguró Fields en una entrevista.
A pesar de las palabras de Fields, que formaba parte del consejo asesor en economía de Trump, el presidente estadounidense agradeció a Ford la cancelación de la inversión.
Por el momento, Trump ha decidido mantenerse en silencio ante el anuncio que Ford producirá el Focus en China.