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Experto apunta el problema que amenaza con empeorar los tacos en Santiago

El análisis del investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), Ricardo Hurtubia, pone el acento en la necesidad de comprender cómo la creación de nuevas autopistas urbanas incentivan el desarrollo inmobiliario basado en el automóvil que amenaza con congestionar la capital.

Durante los últimos años, Santiago no solo ha crecido en sus áreas centrales sino que también a través de desarrollos inmobiliarios de baja densidad que han ido extendiendo la periferia de la ciudad.

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De hecho, la mancha urbana de Santiago aumentó su tamaño en un 26% en tan solo 10 años.

Si se construye una extensión de la ciudad a la que sólo se puede llegar en automóvil, sus habitantes se vuelven cautivos de ese modo de transporte y cuando aumenta la población, surge la congestión vehicular.

Para evitar los atochamientos se suele pensar en las autopistas como solución, sin embargo, a largo plazo esta medida no es sustentable, ya que como circulo vicioso, agrava el problema al incentivar un desarrollo inmobiliario en expansión basado en el automóvil, que no solo genera congestión en la periferia, sino también la ciudad consolidada que concentra la mayor cantidad de puesto de trabajo.

El análisis del investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), Ricardo Hurtubia, va en esa línea y pone el acento en la necesidad de comprender cómo la creación de nuevas autopistas urbanas incentivan el desarrollo inmobiliario en expansión basado en el automóvil que amenaza con congestionar la capital.

El profesional apunta que es necesario hacerse cargo de este problema ya que es probable que la construcción de este tipo de barrios siga en aumento.

“El suelo, mientras más lejos de la ciudad tiende a ser más barato, entonces a las inmobiliarias les conviene porque pueden ofrecer terrenos más grandes a mejor precio, lo que para muchas personas resulta atractivo, porque pueden comprar una casa por la misma plata que gastarían en un departamento chico en Santiago”, apuntó a Publimetro.

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“Lo que percibe la gente es que cómo hay una autopista cercana a este lugar, que todavía no está tan congestionada, dicen “ah!, lo puedo hacer, total me sacrifico y me pego un pique más largo, pero en el fondo, lo compenso teniendo una casa más grande”, agrega.

Congestión

“Esa es la clave, todos estos lugares se construyen bajo la figura de desarrollo urbano condicionado y no están obligados a proveer soluciones de transporte multimodal para quienes vayan a vivir ahí. Lo único que se les exige es un camino y de hecho construyen bajo el supuesto de que la gente se va a mover solo en auto, eso es un problema”.

¿Cuál es la solución?

Hurtubia postula que es imposible revertir el crecimiento en expansión que ya ha ocurrido, pero se pueden implementar medidas para atenuar los problemas que vendrán.

“Está probado científicamente que cuando tu aumentas la capacidad vial esta capacidad atrae a un mayor uso del auto, por lo tanto la congestión no se acaba”, dice.

En ese sentido, el investigador apunta que “si sigues creando autopistas lo que haces es aumentar la facilidad para irse a vivir más lejos, entonces incentivas a que se construyan más proyectos más lejos, por lo que tampoco es solución”.

La manera de resolverlo, acota, es el transporte público. “Lo correcto habría sido una regulación del uso de suelo un poquito más cuidadosa, pero como eso ya no fue, entonces construir la autopista no es solución”.

El problema dice entonces no es que la ciudad deba dejar de crecer, sino que debe hacerlo de manera correcta.

Por suerte, Hurtubia apunta que “Santiago todavía no está tan congestionada como Sao Paulo o Ciudad de México, donde la hora punta es casi todo el día, mi preocupación es que va a llegar a serlo si seguimos haciendo las cosas como las estamos haciendo hasta aho

Tres propuestas

Por lo mismo el especialista apunta que se deben adoptar tres medidas para evitar que este crecimiento se transforme en una nueva pesadilla para la capital.

“Primero -acota Hurtubia- se debería exigir que los proyectos inmobiliarios en expansión ofrezcan alternativas de movilidad hacia la ciudad más eficientes que el automóvil, como por ejemplo trenes de cercanía o corredores exclusivos de buses de alta velocidad y capacidad”, con costos de implementación y operación asumidos por las inmobiliarias y los hogares que se benefician del desarrollo urbano en expansión.

“Esto debe ir, obviamente, acompañado de un desincentivo al uso del automóvil en la ciudad, mediante la regulación de estacionamientos e, idealmente, tarificación vial”, aclara.

En segundo lugar postula que “se debería revisar la normativa respecto a las tipologías de desarrollo inmobiliario que se permite, ya que en general este se da en la forma de grandes condominios cerrados, que desincentivan la caminata y el uso del transporte público, dificultando la implementación de soluciones de transporte más sustentables”.

Y por último, señala que se debe incentivar el desarrollo de nuevos polos de actividades: sub-centros que concentren puestos de trabajo fuera del eje Alameda-Providencia-Apoquindo-Las Condes, que sean accesibles en transporte público, y que permitan distribuir las actividades de mejor forma en el territorio, disminuyendo la presión sobre el sistema de transporte en zonas y horarios específicos.

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