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Duterte quiere comerse vivos a yihadistas: “Denme sal y vinagre, y lo haré frente a ustedes”

La furiosa reacción del mandatario se produjo tras el descubrimiento la víspera por soldados filipinos de los restos decapitados de dos rehenes que junto a otros cuatro marinos vietnamitas habían sido secuestrados en noviembre pasado en la región de Mindanao (sur). 

(HANDOUT/AFP)

El presidente de Filipinas Rodrigo Duterte amenazó con comerse vivos a los islamistas responsables de haber secuestrado y decapitado a rehenes vietnamitas en el sur del archipiélago.

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«Me voy a comer su hígado si eso es lo que quieren. Dénme sal y vinagre y lo haré frente a ustedes», dijo Duterte en un discurso ante responsables locales. «Yo como de todo. No soy difícil. Me como hasta lo que no se puede tragar».

Y mostrando un teléfono celular con una foto de los marinos vietnamitas decapitados, Duterte maldijo a los yihadistas: «¿Acaso vamos a dejarnos esclavizar por esta gente? Hijos de p…».

El presidente filipino había ordenado el año pasado una ofensiva contra el grupo Abu Sayyaf y otras formaciones islamistas.

Las tropas filipinas hallaron los restos de los dos rehenes la mañana del miércoles en la isla de Basilán, bastión del grupo yihadista en Filipinas.

Inicialmente la agrupación creada en los años 1990 con medios suministrados por la red islamista Al Qaeda de Osama Bin Laden, Abu Sayyaf se dividió luego en distintas facciones, dedicándose algunas de ellas a los secuestros.

Una facción rindió pleitesía al grupo Estado Islámico y algunos de sus miembros mantienen el control de varios sectores de Marawi, la ciudad musulmana más importante de este país mayoritariamente católico.

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Algunos rebeldes siguen ocupando partes de esa ciudad, a pesar de la ofensiva, respaldada por Estados Unidos, en la que murieron 460 personas y otras 400.000 fueron desplazadas desde su inicio en mayo pasado.

Los dos vietnamitas habían sido secuestrados en noviembre pasado junto a otros cuatro de la misma nacionalidad, miembros de la tripulación de un barco que fue abordado por rebeldes frente a la costa de Mindanao

Abu Sayyaf acostumbra a decapitar a sus rehenes si no les pagan el rescate exigido. El alemán Juergen Kantner, de 70 años, fue decapitado en febrero pasado tras rechazarse la exigencia de un rescate de 600.000 dólares exigidos por sus captores. El año pasado, los islamistas filipinos decapitaron a dos canadienses.

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