El tablero político venezolano se estremeció con la excarcelación de Leopoldo López, el más notable de los opositores presos. ¿Por qué se tomó esta decisión justo en uno de los momentos más álgidos de la crisis?
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Aunque habrá que esperar próximos movimientos, lo cierto es que el gobierno retrocedió frente a lo que consideraba una línea roja, mientras que López echó atrás en cuanto a su determinación de salir de prisión solo con libertad plena y no bajo arresto domiciliario, como ocurrió.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -acusado de seguir órdenes del gobierno- justificó su sentencia como una «medida humanitaria» por «razones de salud», pero los motivos, según analistas, van al fondo del conflicto.
DESCOMPRESIÓN
Venezuela vive desde el 1 de abril las mayores protestas contra el presidente Nicolás Maduro, que dejan 91 muertos y exigen su salida mediante elecciones generales.
En medio de esa ofensiva, Maduro convocó a una Asamblea Constituyente, tensando la cuerda, pues la oposición la considera un fraude del mandatario para perpetuarse en el poder y por ello no participará en la elección de los asambleístas, el 30 de julio.
La excarcelación de López -condenado a casi 14 años de cárcel- apuntaría a descomprimir el escenario, en el que el gobierno carga con una cuota alta de desprestigio por la «represión» contra manifestantes que denuncian sus oponentes.
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El objetivo del gobierno es «bajar la presión» y dar «mensajes de apertura», dijo a la AFP el analista Luis Vicente León. A su juicio, esto le conviene a un sector de la oposición, que entiende el riesgo de implicarse en un lucha sin cuartel y al final quedarse con las manos vacías.
Es un «golpe de opinión que apunta a enfriar las protestas, que ya venían bajando en intensidad, y llegar con una imagen más decorosa a la elección de la Constituyente», señaló por su parte a la AFP el politólogo Luis Salamanca.
DIVISIONES
Las protestas, la Constituyente y una serie de decisiones del TSJ contra el Parlamento de mayoría opositora abrieron grietas en el oficialismo, que perdió a una de sus principales aliadas, la fiscal general, Luisa Ortega, enfrentada ahora a un proceso de destitución.
Pero, aunque la oposición asegura que hay descontento en algunos militares, no hay evidencia de fractura en la Fuerza Armada, principal sostén de Maduro, a la que ha otorgado gran poder político y económico.
Salamanca observa que la excarcelación de López sería impensable sin el visto bueno de la cúpula militar.
«No descarto problemas internos por los últimos sucesos (el caso de la fiscal y una incursión violenta de chavistas en el Parlamento) y que el piso se esté moviendo. Solo los militares lo podían imponer», comentó.
«Tiene que estar metida la mano del factor militar, que habrá dicho ‘vamos a tratar de bajarle presión a esto'», añadió Salamanca.
Un escenario de mayor violencia podría llevar al gobierno a «fracturarse militarmente», advierte a su vez León.
¿NEGOCIACIÓN?
López fue excarcelado tras varias visitas a la cárcel del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien medió el año pasado en una fracasada negociación entre gobierno y oposición.
La más reciente cita se dio el 4 de junio y López rechazó entonces el arresto domiciliario, según su esposa, Lilian Tintori.
Tanto en los diálogos de 2016 -con acompañamiento del Vaticano- como en las protestas, la coalición opositora Mesa de a Unidad Democrática (MUD) ha exigido la liberación de «presos políticos», que hoy cifra en más de 400.
«El gobierno no da puntada sin hilo. Algunos voceros van a salir a decir que hay negociaciones de alto nivel para desacreditar a la oposición», opina Salamanca, quien descarta tales tratos.
Además, las condiciones no parecen estar dadas.
«La negociación a la que puede estar dispuesto el gobierno está lejos de lo que aspira la oposición y especialmente la base opositora, que actúa como si hubiera ganado y realmente está lejos de eso», sostiene León, al advertir que Maduro no va a entregar el poder y difícilmente cederá en la Constituyente.
Un ala de la oposición teme que un diálogo le genere una pérdida de apoyo como la que sufrió a raíz del anterior proceso, al que se abocó justo cuando la militancia reclamaba en la calle un referendo para revocar el mandato de Maduro.
Pero los opositores «más racionales saben también que plantearse una batalla final, sin organización, ni armas, ni líder específico es un suicidio más que una guerra», anota León. El debate interno en la MUD promete arder.