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El futuro de Isis: ¿Mayor violencia ante inminente derrota militar?

La derrota del Estado Islámico en Mosul deja a la organización tocada, pero no hundida

(FADEL SENNA/AFP)

 

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Hace tres años las tropas del autodenominado Estado Islámico se creían invencibles:  «En  términos prácticos el Califato (entendido como una unidad territorial gobernada por un califa) es hoy día un recuerdo. Los avances del YPG kurdo, la presión de las milicias chiítas de Hezbollah, además de los continuos bombardeos de EEUU y la Federación Rusa, han terminado por debilitar casi por entero un proyecto que se veía imparable hacia mediados del 2014«, explica Guido Larson, experto chileno en terrorismo y conflicto internacional.

Tras el anuncio del primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, de que se había liberado por completo la ciudad de Mosul luego de tres años de haber estado ocupada por el Estado Islámico (EI), la atención está puesta ahora sobre la ciudad siria de Raqqa, la capital de grupo yihadista y su último gran bastión, cuya campaña para ser recuperada comenzó el 6 de junio pasado. En Siria, la coalición ofrece cobertura aérea a las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una agrupación comandada por milicias kurdas, que desarrolla actualmente el asalto a la urbe de Al Raqa.

Además, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) afirmó este martes que responsables del Estado Islámico (EI) le han confirmado la muerte del líder del grupo yihadista, Abú Bakr al Bagdadi. Sin embargo, la coalición internacional antiyihadista bajo mando estadounidense dijo no poder confirmar la información.

Al respecto Larson sostiene que «de confirmarse su muerte implicaría un golpe simbólico muy potente contra el grupo, fundamentalmente porque Isis se encuentra en retirada, perdiendo territorio, dejando de controlar zonas estratégicas, teniendo miles de combatientes muertos en batalla. Su muerte podría significar que su declive es permanente y  no sólo una derrota transitoria».

Aún así, el Estado Islámico sigue siendo letal y su estrategia amenaza con continuar saboteando el futuro de ambos países. En opinión de Larson el ISIS es la derivación directa de la franquicia de Al Qaeda en Irak, grupo que logró sobrevivir después de la invasión norteamericana al país cuando pasa a la clandestinidad, por ende, el futuro puede implicar una replicación de dichas estrategias de supervivencia: » El EI  mantendrá parte de sus células en centros urbanos, otros tantos irán al desierto para ocultarse, tampoco es impensable que que pueda existir una salida hacia sectores más proclives  a su recepción como Libia o Somalia.  Estas organizaciones suelen ser extremadamente maleables y muy resilientes a la extinción total. Es cosa de pensar que Al Qaeda cumple este año tres décadas de existencia. En el mismo sentido, la paz en Irak, pero especialmente en Siria, requerirá de muchos años de esfuerzo, y en ese proceso, la posibilidad de que las circunstancias den un giro de inestabilidad que puede ser aprovechado son extremadamente altos. No hay que pensar que es el fin de la historia, afirma.

Por tanto, la derrota del Estado Islámico en Mosul deja a la organización tocada, pero no hundida: «Con la pérdida territorial disminuye posiblemente la cantidad de personas que, estando en la frontera de la radicalización no la traspasan, pero igualmente se mantienen presentes aquellos que se encuentran ya comprometidos y cuya inversión en el proyecto no permite aceptar una derrota», concluye.

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