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Evo Morales suma otro edificio polémico: la Casa Grande del Pueblo

No es la primera vez que el presidente boliviano recibe críticas por sus edificaciones, como es el caso del Museo de Evo Morales, construído en su honor

La construcción en curso de la nueva y ostentosa sede del gobierno de Bolivia, en La Paz, cuyo costo asciende a unos 36 millones de dólares, sigue generando polémicas y más recientemente un caluroso intercambio de palabras entre el ex presidente Carlos de Mesa (2003-2005) y el actual vicepresidente Álvaro García Linera.

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La llamada Casa Grande del Pueblo es un edificio de 28 pisos que se levanta notoriamente detrás del actual Palacio de Gobierno y de la Catedral paceña, de arquitectura republicana, en el centro de la Paz. Está construido en un terreno de 1.877 metros cuadrados, tiene tres sótanos y hasta un helipuerto. El presupuesto destinado para esta construcción es de  252,4 millones de bolivianos, (36 millones de dólares), según el gobierno.

La discusión gira en torno a la pertinencia de esta construcción y el daño que, según sus críticos, le hace al patrimonio arquitectónico paceño.

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El edificio, cuya construcción empezó en 2014, volvió a estar en la discusión pública esta semana por cuenta del ex presidente Carlos de Mesa, quien la calificó como un «engendro» y una “agresión sin precedentes” que “destruye” el casco histórico de La Paz.

Mesa, que también es historiador, cuestionó que el diseño de los nuevos edificios no haya considerado su adecuación a «la armonía arquitectónica con el entorno y el respeto a la proporción de las edificaciones existentes en su contexto urbanístico».»No ha sido casual ni el tamaño, ni la forma, ni el lugar. Sólo así se puede entender la irracionalidad de una mole de 29 plantas para albergar al presidente y al Ministerio de la Presidencia y otra de 20 plantas para los asambleístas», consideró.

No es la primera vez que Evo Morales causa polémica por la construcción  de algún edificio, como ocurrió con el museo que denominaron “Museo de la Revolución Democrática y Cultural” en honor al presidente, ante las críticas de opositores que cuestionan el coste de más de siete millones de dólares de la obra que, según dijeron, aumenta el culto a la personalidad del mandatario.

En declaraciones a los medios, García Linera replicó hoy que Mesa «se aferra» a la «estética republicana, racista, clasista y excluyente» que, a su juicio, «está siendo sustituida por un nuevo espacio público y una estética plurinacional más participativa».

El vicepresidente sostuvo que «una revolución que transforma las condiciones de vida de un país deja un conjunto de símbolos duraderos que reflejan los nuevos espacios de democratización».

Según García Linera, la estética que defiende Mesa expulsó y destruyó a la estética indígena y se erigió sobre espacios destinados antes a las construcciones indígenas.

«Y hoy hay un Estado plurinacional donde el indígena es sujeto importantísimo y construye un nuevo espacio público y una nueva estética que desplaza y supera a los simbolismos de la era republicana», agregó.

En su blog, Mesa replicó que sería adecuado que el vicepresidente «se ilustre a propósito de la arquitectura nacional, que ha buscado recobrar elementos de nuestro pasado indígena».

Agregó que el «gran problema de algunos políticos es la idea equivocada de que son los descubridores y creadores de un nuevo momento en la historia» y destacó que, en arquitectura, existe varios ejemplos de diseños «neotiwanakota» destacados.

 

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