De acuerdo a una encuesta de Instituto Nacional de la Juventud de 2014, el 67% de los jóvenes considera que ahorrar es guardar dinero para proyectos futuros o eventualidades.
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Precisamente el futuro, pero luego de trabajar es lo que está al debe, ya que según datos de la Superintendencia de Pensiones, la cantidad de jóvenes menores de 25 años dependientes (con contrato de trabajo) que cotiza para la pensión ha ido a la baja en los últimos años.
En el caso de quienes tienen menos de 20 años, si a marzo de 2010 había 154.105 cotizantes, al mismo mes de este año, solo fueron 150.164, aun cuando en 2013 fueron 209.752. En tanto, en el rango 20 a 25 años, la cifra es más baja que hace tres años, ya que si en 2014 eran 579.631 en 2017 descendieron a 537.714.
Educación y desaceleración como causas
Las causas para este menor número de cotizantes entre los más jóvenes se explica por dos motivos diferentes.
Según Juan Bravo, investigador de Clapes UC, uno de esos factores y que apunta más a los menores de 20 años es “estructural que hace que haya menos jóvenes queriendo trabajar de inmediato al salir de la enseñanza media y no deseen participar a esa edad en el mercado laboral, por ejemplo, para seguir estudiando, lo que reduce el número de cotizantes en este segmento”.
De hecho, recalca que si los que recién salen de colegio optan por la educación superior en vez de ingresar al mundo laboral, “es positivo, ya que eso les permitirá tener mejores salarios, compensando rápidamente los años que no cotizaron por estar estudiando”.
El especialista apunta a que también tiene algo de responsabilidad la desaceleración económica del último tiempo, aunque esto golpea más al grupo etario de entre 20 y 25 años, donde el estudio ya está mayormente completado.
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Por este motivo en dicho segmento “se reducen en forma importante las oportunidades de obtener empleo asalariado en el sector privado y en particular, de obtener empleo dependiente con cotizaciones previsionales”, explica Bravo.
Algo con lo que coincide, Sergio Tricio, gerente general de Ruvix, quien subraya que este menor crecimiento económico ha influido en que “la calidad del empleo se ha deteriorado, lo que quiere decir que hay bastantes ocupados, pero sin un contrato de trabajo”. Añade además que precisamente los más jóvenes, “al no ser profesionales, pueden estar más expuestos a la informalidad”.
Respecto del impacto en la pensión futura, algo tan lejano para estos segmentos etarios, el especialista en finanzas personas indica que “la importancia del ahorro prematuro es relevante por la generación de rentabilidad de los ahorros, que tiene un mayor impacto en el largo plazo”. Explica que atrasar el inicio laboral en al menos cinco años con un ingreso imponible de $300.000 y en el escenario ideal de no tener grandes lagunas y con ingresos estables en el tiempo, «puede aumentar la pensión en un 25% a 30%”.