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La democracia está muerta en Turquía un año después del intento de golpe

Este sábado 15 de julio se cumple un año del intento de golpe de Estado en Turquía contra el presidente Recep Tayyip Erdogan. Metro examina las consecuencias y la actual situación del país.

(OZAN KOSE/AFP)

La noche del viernes 15 de julio de 2016, Turquía sufrió un intento de golpe de estado. El movimiento finalmente falló, y el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, salió fortalecido.

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Un sector del ejército turco se tomó varios lugares estratégicos de las principales ciudades del país, Ankara y Estambul. Todo, mientras Erdogan se encontraba de vacaciones.

Pero Erdogan, a través de un FaceTime transmitido por la CNN Türk, llamó a sus partidarios a salir a la calle y rebelarse contra los golpistas. Hubo enfrentamientos entre el ejército y las fuerzas rebeldes durante toda la noche, y en la madrugada del 16 de julio, la agencia de inteligencia turca dio por fracasado el levantamiento.

El principal acusado como autor intelectual fue Fethullah Gülen, clérigo radicado en Estados Unidos. Güllen ha rechazado las acusaciones.

 

Consecuencias

A los pocos días de los hechos ya habían sido confirmados más de 250 muertos, incluidos civiles. El gobierno turco detuvo a casi 5 mil efectivos del ejército sospechosos de conspirar contra Erdogan. Además, fueron despedidos casi 13.000 funcionarios públicos. A la fecha, más de 50.000 personas han sido detenidas o despedidas.

Los extremos políticos se radicalizaron. Las estadísticas muestran que más de 1.500 decanos universitarios han sido solicitados a dimitir, junto con 21k maestros y 15k funcionarios del ministerio de educación. Después del golpe, el presidente local también se comprometió a purgar los cuerpos estatales del “virus” que causó la rebelión y dijo que el país consideraría la posibilidad de restablecer la pena de muerte, declaración que recibió fuertes críticas de los líderes de la Unión Europea.

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El país sigue estando en estado de emergencia cuando el gobierno del presidente Erdogan se ha embarcado en una de las purgas de mayor alcance en la historia moderna de Turquía.

Varios miembros de organizaciones occidentales han sido detenidos, como la directora de Amnistía Internacional en el país, Idil Eser. A su vez, las protestas han sido prohibidas.

Pero lo más importante fue el referendo constitucional convocado por el gobierno para votar por modificaciones a la Constitución. Estas otorgarían al presidente poderes absolutos, aboliendo la figura del primer ministro y aislando al parlamento. Así, se pasaría de un régimen parlamentario a uno presidencialista.

El 16 de abril, la opción Sí logró el 51,41 por ciento de los votos. “El golpe fallido permitió a Erdogan ganar el referendo”, dice Ivan Eland, director del Centre on Peace and Liberty del Independent Institute. “La democracia en Turquía está muerta”.

gettyimages66946-35960f5cac0c8f0bbbcb0163259153e7.jpg (Elif Sogut/Getty Images)

“El fallido golpe de Estado permitió a Erdogan ganar el referéndum”

Ivan Eland, director del Centre on Peace and Liberty del Independent Institute

¿Cuáles son las consecuencias de un golpe fallido en Turquía?

– El golpe le dio al presidente Erdogan una excusa para reprimir a los opositores a su régimen. Detuvo a muchas más personas que sólo los conspiradores golpistas. También despidió a muchos maestros, trabajadores del gobierno, etc Se supuestamente trabajó para un clérigo llamado Gulen, que es exiliado en los EEUU.

¿El referéndum que amplió los poderes del presidente local también es una consecuencia?

– El fallido golpe de Estado permitió a Erdogan ganar el referéndum. Sus poderes aumentaron. Turquía está ahora en el camino de la autocracia.

Amnistía Internacional pide la liberación de su directora. ¿Es así como Erdogan usa su poder?

– Sí. Erdogan no quiere que ninguna organización de derechos humanos se involucre en sus actividades. Los autoritarios nunca lo quieren. Sin embargo, detener a estas personas suele ser arriesgado. Pero al hacerlo, indica que se siente cómodo en su consolidación del poder.

Turquía todavía quiere desesperadamente entrar en la UE por razones económicas, como así también para una mayor legitimidad”

El Parlamento Europeo ha suspendido las negociaciones sobre la entrada de Turquía en la Unión. ¿Por qué el país todavía quiere una membresía?

– Turquía todavía quiere desesperadamente entrar en la UE por razones económicas, como así también para una mayor legitimidad. La membresía da acceso al gran mercado europeo. También le daría legitimidad democrática, aunque no sea una democracia. Pero no va a entrar, incluso antes de pasar de la frágil democracia a la autocracia. Y aunque todavía puede estar tratando de aprovechar el tema de los refugiados para conseguir la membresía, es poco probable que funcione.

¿Qué esperar de la situación?

– Es probable que se profundice la autocracia. La democracia turca está muerta. Erdogan seguirá acumulando más poder. La guerra con los kurdos en Turquía y Siria probablemente de expandirá.

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