El paro general de 24 horas convocado para hoy por la oposición venezolana fue acatado parcialmente, especialmente en el este de la capital venezolana donde comercios y oficinas amanecieron cerradas y las principales vías bloqueadas.
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Los municipios El Hatillo, Chacao, y Sucre, bastiones del antichavismo gobernados por opositores, tienen sus actividades prácticamente paralizadas y la mayoría de sus calles fueron tomadas por manifestantes desde las 6:00 hora local (misma hora en Chile), lo que impidió el funcionamiento también del transporte público.
Solo algunos pocos comercios y las instituciones bancarias operan con normalidad, especialmente estas últimas por la decisión repentina del Gobierno venezolano de pagar a los pensionados en esta jornada, lo que ocasiona largas filas de ancianos en varios bancos.
EN FOTOS | 11:00am – Así se vive el #ParoCivicoActivo en la avenida Fuerzas Armadas de Caracas #20Jul pic.twitter.com/IuVpImIKhp
— AlbertoRodNews (@AlbertoRodNews) July 20, 2017
Animada por los 7,6 millones de votos del plebiscito simbólico que realizó el pasado domingo contra Maduro y su Constituyente, la oposición convocó a un cese de actividades formales e informales pero «activo», por lo que vías de Caracas y otras ciudades amanecieron desoladas y bloqueadas con barricadas.
«Tengo siete obreros y les voy a pagar el día. No importa perder una jornada de trabajo si estamos perdiendo un país. Me sumo al paro para rescatar lo poco que nos queda de él, para aumentar la presión», dijo Omar, de 34 años, dueño de una pequeña empresa constructora del sureste de Caracas.
No obstante, confrontado también a una fuerte presión internacional para que desista de su proyecto, el mandatario asegura que la Constituyente irá contra viento y marea «por la paz y recuperación económica» del país.
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«Va, ahora más que nunca», afirmó Maduro el martes, al rechazar amenazas de sanciones económicas del presidente estadounidense, Donald Trump, si avanza la Constituyente.
Un pulso desigual
El paro es apoyado por la cúpula empresarial, cámaras de comercio e industria, parte de los sindicatos, estudiantes y transportistas. Pero el gobierno controla la estratégica industria petrolera y el sector público, con casi tres millones de empleados.
«Este paro es un pulso de fuerza financiera entre un empresariado y una población famélica y pauperizada, contra un gobierno también quebrado, pero que controla los pocos recursos de un país petrolero», opinó Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis.
Marcela Máspero, coordinadora de la Unión de Trabajadores de Venezuela (UNETE) -una de las principales centrales obreras del país-, sostuvo que muchos empleados «están sometidos a presiones», pero aún así apoyarían una huelga general.
«Estos días son claves para saber si el gobierno entiende que una salida pacífica y democrática a la crisis, para los trabajadores, significa retirar la Constituyente», declaró el dirigente sindical Froilán Barrios.
Los empresarios, a quienes Maduro acusa de una «guerra económica» para derrocarlo, apoyan el paro porque creen que la Constituyente instaurará un modelo económico que empeorará la crisis que sufre el país con las mayores reservas petroleras del mundo.
Afectada por una severa escasez de alimentos y medicinas y una voraz inflación, Venezuela perdió el 70% de sus empresas en la última década, y las que quedan funcionan al 30% de su capacidad, según la patronal Fedecámaras.
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«La Asamblea Constituyente no es más que una manera de disfrazar la transformación de Venezuela a un Estado comunista», aseguró el presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal.
Si la tensión se mantiene hasta el último trimestre, el PIB se contraería 9% en 2017 frente a una previsión original de -4,3%, precisó Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.
En vísperas del paro hubo bloqueos espontáneos de calles, no convocados por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), aumentando el caos sobre todo en Caracas.
«Un cierre que no esté ajustado al procedimiento de ley, acarrea sanciones», advirtió el ministro de Trabajo, Néstor Ovalles, a las empresas que se sumen al paro.
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