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En algunas zonas de ocio, se está poniendo de moda la inhalación de globos inflados con óxido nitroso entre los jóvenes, que la consideran una forma nueva y barata de drogarse, sin ser conscientes del peligro que conlleva para la salud y a pesar de que en el dorso del empaquetado del producto figura la leyenda «nunca lo respire».
El óxido nitroso, conocido como el «gas de la risa», un gas incoloro que causa alucinaciones y un estado eufórico, es un potente depresor del sistema nervioso central y tiene efectos muy similares a los de la inhalación de pegamento.
Los jóvenes se pasan globos de colores llenos de este gas incoloro para inhalarlo dos o tres veces y experimentar cierta embriaguez o una sensación de bienestar y alegría. Aunque el efecto suele prolongarse como máximo tres minutos, su consumo continuado no sólo crea adicción -como cualquier otro estupefaciente-, sino que también puede dañar la médula espinal. Esta secuela se debe a que el óxido nitroso bloquea la acción de la vitamina B12. Además, las sobredosis causan desmayos y hasta paradas respiratorias.
Sus consumidores buscan su efecto euforizante y los trastornos psicodislépsicos que genera, efectos que sobrevienen por la privación de oxígeno (hipoxia), que produce el propio gas.
La inhalación de óxido nitroso irrita los ojos, la nariz y la garganta, reduce la presión arterial, el ritmo cardiaco y respiratorio, además de provocar alteraciones en la circulación sanguínea. Sus consumidores suelen mostrar su rostro sonriente o sufrir un ataque de risa incontrolada y, en algunos casos, sufren pérdida del sentido crítico y del conocimiento. Su consumo continuado crea adicción y puede llegar a causar la muerte.
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-Se disparan las alertas-
A la vez que se ha extendido su uso en Europa, han aumentado los llamados para alertar sobre sus efectos adversos. El principal consumidor de óxido nitroso del mundo es Gran Bretaña. En la noche de Londres o Manchester es muy habitual encontrar a distribuidores callejeros del gas de la risa.
La Oficina Nacional de Estadísticas británica registró entre 2006 y 2012, nueve muertes vinculadas con el consumo del gas de la risa. Y es que quienes inhalan la sustancia tienen el riesgo de quedarse inconscientes por falta de oxígeno en el cerebro.
Recientemente, la alerta se ha disparado en España, ya que la Policía Nacional ha intervenido cápsulas en varias ciudades del país en los últimos 15 días, casi mil dosis en zonas de playa. La suelen consumir turistas ingleses y no es tan inocua como parece, pues ha causado 17 muertes en los últimos 10 años en Reino Unido. La mayoría de muertes se han producido por asfixia, aunque también se ha detectado algún caso de reacción anafiláctica.
Se venden en cartuchos metálicos de pequeño tamaño cuyo precio suele rondar los 50 céntimos la dosis, aunque en los lugares de fiesta en los que se suele consumir, el precio aumenta a 3 euros la aspiración.