Por Rodrigo Realpe, enviado especial a Puerto Montt
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En medio de la práctica en el pasto sintético del estadio Chinquihue, Sebastián Abreu se eleva en el área y saca un cabezazo desviado. “Dale Loco, pa’ la otra”, le grita su DT, Óscar Correa. El Loco pega un grito al cielo, se lamenta y agita los brazos. A sus 40 años, en el filo de su carrera, la gran contratación de Deportes Puerto Montt vive el fútbol como si fuera un joven que recién hace sus primeras armas. El tiempo no ha pasado en vano.
Una hora después, Abreu recibe a El Gráfico Chile, pero la entrevista no será en el Chinquihue como fondo. Con apuro, asegura que “tengo que ir donde una modista para que me arregle unos pantalones, acompáñame”. Arriba de su auto, recorriendo las calles de Puerto Montt, el goleador comienza a responder las preguntas, mientras sigue a su compañero Juan Pablo Abarzúa, quien lo guía hasta la casa de doña Silvia, la costurera, donde se enciende la grabadora.
Hasta que por fin convertiste un gol en Chile, y más a Rangers, club que también quiso contar contigo…
Sí, me saqué las ganas de jugar en Chile, de experimentar el día a día, lo que son sus estadios, su fútbol, su cultura. Lo importante fue ganar, sumar en un torneo que parece largo, pero es engañador. Empezar ganando es fundamental para estar arriba y pelear en el lote que quiere ascender. Y el hecho del gol a Rangers, sólo tengo palabras de agradecimiento por haberse interesado en mí, no se concretó, no sé por qué, pero el gol no tuvo ningún condimento extra, sólo la alegría de colaborar con un gol para ganar.
¿Cómo es tener que convivir con un plantel muy joven? Muchos te veían por televisión y hoy te tienen de compañero…
Me genera una mayor responsabilidad, de ayudar a los jóvenes de entender lo que es el fútbol, aprender conceptos tácticos, crecer futbolísticamente. Me gusta aprender de ellos porque tengo hijos adolescentes, todo lo que vivo con ellos en el camarín también lo llevo a la casa. Están en una etapa donde tienen que entender que el vestuario debe tener normas, responsabilidades y admiración, y que a la hora del partido da lo mismo si se tiene 18 ó 40 años, sino que lo que importa es que estés aplicado tácticamente y, como profesional, estés acorde con la necesidad del club.
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Firmaste por seis meses. ¿Te gustaría extender el vínculo con Puerto Montt?
Me propusieron seis meses y fue lo que yo acepté, porque cuando no te conocen, a veces da espacio a que muchos quieran tergiversar informaciones. Por ahí escuché que decían que vine por el récord, pero si vine por seis meses es porque el club me lo ofreció. Lo del récord es algo netamente periodístico y estadístico. Que me genera satisfacción, obvio, pero no es lo que me moviliza, lo que me mueve es sentir que soy útil e importante dentro de un equipo. ¿Si me proyecto? el destino dirá, no me voy a poner a pensar ahora en eso, al final del campeonato habrá una evaluación.
¿Ni siquiera si logran el ascenso?
A mi edad me proyecto a corto plazo, si conseguimos el ascenso me sentiría sumamente feliz, todo lo que venga después en la conformación del nuevo plantel se conversará más adelante.
¿Qué es lo más y menos que te ha gustado de Puerto Montt?
A veces se extraña el calor, pero no es que me incomode. Pero por otro lado, el aspecto humano, el cariño del hincha, el darte cuenta que la gente está contenta que venga un jugador con trayectoria, que los ojos se volteen hacia Puerto Montt, yo lo noto y lo disfruto de doble manera.
Te hospedabas en un hotel, ¿lograste encontrar casa en Puerto Montt?
Sí, encontramos y ya estoy instalado. Lo más importante es que tengo TV por cable, entonces tengo todos los canales de deportes y con eso ya estoy pagado.
Qué bueno, porque el otro día dijiste que estabas más solo que Kung Fu Panda…
(Risas) Eso fue porque me gané una cena para la familia por haber sido el jugador del partido, pero terminé yendo con los compañeros.
¿Ninguna posibilidad de que se venga la familia?
No porque los chicos están por entrar a la facultad y también tiene un régimen de entrenamiento en la sub 15 de Defensor Sporting y los gemelos de 8 años van al colegio. Hace un par de años que hemos optado como familia por esta forma de vida, porque son contratos cortitos.
¿Tienes totalmente decidido dedicarte a la dirección técnica después del retiro?
Uf, sí, desde hace más de 10 años. En todos estos años he cosechado muchas informaciones para utilizarla más adelante como entrenador, y es que después de haber estado con Manuel Pellegrini, Juan Manuel Lillo, Cholo Simeone, con el Maestro Tabárez, con Eduardo Acevedo, Hugo de León, Miguel Ángel Russo, es imposible no absorber esa pasión y las ganas de volcarse a esa actividad.
¿Cuánto dejó Manuel Pellegrini en tu carrera?
Muchísimo. Enseñanzas de todo tipo, pero principalmente manejo de grupo de la parte humana. Fue desde ahí, en el año 2001, cuando conocí a Manuel en San Lorenzo, que comencé a despertar esa parte de querer ser DT, no la que ven todos los 90 minutos, sino que los detalles que hacen que los jugadores puedan aprender a hacer crecer sus características positivas.
Y en la cancha, ¿queda Abreu para rato?
No soy de autopresionarme con fechas, si estás yendo a diferentes lugares y jugás, si los entrenadores te llaman es porque te están siguiendo.
¿Te falta algo por cumplir?
Soy privilegiado del fútbol, me ha dado más de lo que pensaba. Sigo pensando en ser competitivo y ser campeón. Pero quedarme con una cuenta pendiente, no sé, podría decir que no haber sido campeón del mundo, porque estuvimos cerquita, pero bueno, estoy feliz por haber vivido esa experiencia por haber estado ahí.
¿Cómo te tocó vivir lo que significó el Chile-Uruguay en 2015, por el famoso “dedo de Jara”?
Fue un volcán, una ebullición de un mes, y después desde la inteligencia del grupo de Uruguay de restarle importancia a algo que no suma en lo futbolístico y después quedó como algo periodístico. Son cosas del fútbol, hay autoridades que toman decisiones, ese partido fue parejo, Chile tuvo mayor posesión, y después encontró el gol. Son detalles.
¿El penal a lo Panenka, en Sudáfrica 2010, es el momento más glorioso de tu carrera?
A nivel sensacionalista sí, porque fue en un Mundial, donde la caja de resonancia es impresionante, pero para mí, el más importante fue el gol en el repechaje. Ese gol tuvo toda una consecuencia, clasificar a un Mundial, ser cuarto en Sudáfrica y después campeón de América en 2011, sin ese gol a Costa Rica el proceso del Maestro Tabárez no hubiese continuado.
¿Y el más triste?
Puede ser cuando se corta un sueño, cuando no podemos clasificar a la final de la Copa del Mundo, por edad sabía que la posibilidad de estar una final del mundo, de ser campeón, se había terminado.