Un ingeniero de Google que justificó en su blog la ausencia de diversidad en la industria tecnológica y afirmó que la escasa presencia de mujeres obedece a diferencias biológicas, fue despedido por la empresa, informaron medios de prensa estadounidenses.
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Según la agencia Bloomberg News, este ingeniero, que identifica como James Damore, habría confirmado personalmente el despido. Google dijo a la AFP que «no puede comentar casos de empleados en forma individual».
En una comunicación interna filtrada el domingo y calificada de «sexista» por la prensa estadounidense, el ingeniero afirmó que «las opciones y las capacidades de hombres y mujeres divergen, en gran parte debido a causas biológicas, y estas diferencias pueden explicar por qué no hay una representación igual de mujeres (en posiciones) de liderazgo».
Además, tildó a las mujeres de «neuróticas», que presentan «más ansiedad» y «menor tolerancia al estrés» en los lugares de trabajo.
La carta de 3.000 palabras reavivó el debate en curso sobre la existencia de una «cultura sexista y de acoso» en el conglomerado tecnológico de Silicon Valley, ampliamente dominado por los hombres.
Según el trabajador, las aptitudes naturales de los hombres les llevan a inclinarse a ser programadores en informática, mientras que las mujeres son más proclives «a los sentimientos y a la estética que a las ideas», lo que las conduce a elegir carreras en los campos «social y artístico».
En un correo al personal del que la AFP obtuvo copia, el CEO de Google, Sundar Pichai, defendió el derecho de sus empleados a expresarse, aunque añadió que «ciertos pasajes violentan nuestro código de conducta y superan los límites al plantear estereotipos de género perjudiciales en nuestro lugar de trabajo».
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«Sugerir que un grupo de nuestros colegas tiene rasgos biológicos que no se adaptan a este trabajo es ofensivo», agregó.
Danielle Brown, la nueva vicepresidenta de diversidad de Google, había señalado en un correo previo a los empleados que «no es un punto de vista que la empresa o yo misma respaldemos, promovamos o alentemos».
Brown, que llegó a Google hace apenas un mes proveniente de Intel, dijo en el mensaje obtenido por la AFP que el debate interno en la compañía promueve «los principios de igualdad en el empleo, que se pueden ver en nuestro código de conducta, nuestras políticas y nuestras normas antidiscriminatorias».
La responsable destacó, sin embargo, que la compañía siempre ha defendido «una cultura en la cual aquellos que tengan puntos de vista diferentes, incluso políticos, se sientan seguros de poder expresarlos».
«Suposiciones hirientes»
Ari Balogh, un ingeniero ejecutivo de Google, dijo por su lado en una nota interna obtenida por la AFP que «cuestionar nuestras creencias y compartir diferentes perspectivas es una parte importante de nuestra cultura».
«Pero, en ese proceso, no podemos permitirnos emitir suposiciones hirientes o emitir estereotipos», agregó. «Uno de los aspectos de la nota que me preocupó profundamente fue el sesgo que sugiere que la mayoría de mujeres, u hombres, sienten o actúan de una cierta manera».
«Eso es un estereotipo y es hiriente».
Alrededor de 69% de los empleados de Google son hombres, según los últimos datos de la compañía, una proporción que sube a 80% cuando se trata de trabajos tecnológicos.
En 2016, solo 27% de los altos ejecutivos de Facebook eran mujeres. Mientras que en Apple, cerca de 30% del total de empleados son mujeres.
La controversia sexista se ha venido intensificando en la medida en que un creciente número de mujeres han hecho públicas sus quejas de discriminación sexista en Silicon Valley.
El jefe y fundador de Uber Travis Kalanick se vio obligado a dimitir en junio presionado por inversores que buscaban limpiar la imagen de la compañía, señalada bajo su gestión de prácticas dudosas, con denuncias de acoso sexual y discriminación laboral.
Ese mismo mes, el inversor Justin Caldbeck tomó una licencia indefinida de la compañía Binary Capital, en Silicon Valley, en medio de señalamientos de que abordó sexualmente a mujeres emprendedoras que buscaban financiamiento.
Unos días después, el también inversor del sector tecnológico Dave McClure confesó haber sido «un patán» por «abordar a muchas mujeres en situaciones relacionadas con el trabajo, cuando era algo claramente inapropiado».
Estos casos se han hecho públicos tres años después de que Ellen Pao se convirtiera en un símbolo del debate sobre la cultura sexista en Silicon Valley, tras demandar por discriminación sexual a la prominente firma inversora donde trabajaba por cargos que finalmente fueron rechazados.