Nunca la humanidad pareció tan tecnologizada como ahora. Los esfuerzos y recursos invertidos por producir y desarrollar tecnologías que permitan al ser humano generar condiciones para una mejor calidad de vida son enormes. Cada día, los avances del conocimiento sorprenden a las personas. La Inteligencia Artificial, los vehículos automatizados y nuevas prótesis biónicas aparecen constantemente en los medios.
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Pero hay un grupo humano que recibe todos los impactos negativos de estos avances. Son 370 millones de personas, el 5 por ciento de la humanidad, pero componen el 30 por ciento de los pobres del mundo, y un tercio de los indigentes. Son los indígenas.
Hoy en día, pobreza tiene que ver con vulnerabilidad. Las comunidades indígenas son las primeras en sufrir los impactos de las empresas forestales en los bosques nativos y la contaminación de las mineras en las montañas. La pérdida de sus tierras para producción de ganado u otros alimentos, y el asesinato de líderes defensores y defensoras ambientales son constantes.
Así lo constata el último informe publicado por Global Witness, una ONG internacional enfocada en el estudio de los conflictos entre las empresas y las comunidades indígenas. Según el informe, de los 200 defensores del medio ambiente asesinados en 24 países del mundo en 2016, el 120 eran de origen indígena. “Es el año más mortífero que se tiene registrado”, dice a Metro Billy Kyte, líder de campaña de Global Witness.
El informe apunta a la criminalización de la protesta para reprimir el activismo ambiental y el derecho a la tierra, y el apoyo de esto por parte de los gobiernos y las empresas privadas.
La pérdida de la lengua
En el mundo existen entre 6.000 y 7.000 idiomas distintos, y la mayoría de ellos está en peligro de extinción. La ONU asegura que dentro de 100 años, el 90 por ciento de los idiomas desaparecerá. O sea, pasarán a ser lenguas muertas.
La irrupción de los idiomas coloniales y la universalización de estos ha provocado que los idiomas locales sean menos usados. Y la falta de uso es la que lleva finalmente a la desaparición. Ya sea porque los jóvenes ya no los utilizan, y los viejos están cada vez más aislados unos de otros, es que las lenguas se pierden.
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Y a pesar de que hay programas de conservación y registro de estas lenguas, como el proyeco DoBeS de la Fundación Volkswagen, estos esfuerzos no evitarán la desaparición de las lenguas.
A la zaga del desarrollo
Según la ONU, ser indígena es ser pobre. No solo en países en vías de desarrollo como en América Latina, donde según la organización los pueblos originarios sufren más abusos. En países desarrollados como Estados Unidos, “los pueblos indígenas están a la zaga de la población no indígena en la mayoría de los indicadores de bienestar”. Esto, porque el acceso a los servicios básicos y a la educación es más baja, lo que perjudica su esperanza de vida. Además, las tasas de desempleo son más altas.
Naciones Unidas ejemplifica con un aborigen nacido en Australia, que tienen una esperanza de vida de casi 20 años menos que un compatriota no aborigen. La obesidad, la diabetes tipo 2 y la tuberculosis son actualmente los problemas de salud que más aquejan a los pueblos indígenas en países desarrollados.
Además, la infraestructura y la industria energética ha provocado en muchos países el desplazamiento forzado de miles de personas y familias indígenas. El abandono de sus tierras ancestrales, que no solo les proveen de hogar sino que también de una identidad, les ha hecho entrar en una lucha de la que generalmente sacan la peor parte.
Ya sufren con el cambio climático
Al ser los pueblos indígenas los más vulnerables, en muchas regiones del mundo ya están sufriendo los efectos del cambio climático. El impacto que tiene el calentamiento global en las sociedades modernas es resentido por los más pobres, por tener menos recursos y acceso a las medidas paliativas.
Es el Banco Mundial el que está alertando las consecuencias del cambio climático. El peligro es que los objetivos de desarrollo del milenio, en el que se incluyen la erradicación de la pobreza, no puedan ser logrados.
“Para muchos pueblos indígenas, el cambio climático es una amenaza potencial para su existencia misma y una importante cuestión de derechos humanos y de equidad”, asegura la ONU.
“La lucha por los recursos naturales se está intensificando”
Billy Kyte, líder de campaña de Global Witness
¿Cuáles son las principales amenazas que las minorías indígenas enfrentan hoy y en el futuro cercano?
– Global Witness documentó 200 asesinatos de activistas medioambientales en 2016, el año más mortífero registrado. Un 40 por ciento de las víctimas vienen de comunidades indígenas. La actual proporción podría ser aún más alta considerando que las identidades de las víctimas indígenas no se reportan. Las figuras rígidas demuestran que los indígenas enfrentan violencia y reciben muy poca o ninguna protección. Compañías rapaces, muchas de ellas del sector minero o agricultor, están invadiendo cada vez más las tierras indígenas ricas en recursos naturales inexplotados. Hasta hace poco estas áreas remotas estaban fuera de su alcance pero, como los precios de los commodities están al alza, las compañías están tomando más riesgos en búsqueda de mayores beneficios. La demanda por tierra cultivable está llevando a la violencia entre grandes terratenientes y las comunidades indígenas.
¿Cómo la globalización les ha impactado?
– La supervivencia de la cultura de las personas indígenas está bajo amenaza. La defensa de sus territorios ancestrales es primordial no sólo como fuente y medio de vida, sino también para mantener su identidad y modo de vida tradicionales. Se estima que menos del 6 por ciento de la población mundial es indígena, pero sus territorios cubren el 20 por ciento de la tierra en el mundo, a menudo zonas vírgenes donde el alto valor de los recursos naturales hace que sean cada vez más explotados.
¿Podrías describir otras amenazas que enfrenten los pueblos indígenas?
– Otro motor de ataques contra los pueblos indígenas es el fracaso de los gobiernos y las empresas en reconocer sus derechos para decidir qué sucede en sus tierras. Los pueblos indígenas entran en conflicto con las empresas, a menudo con el respaldo del Estado, buscando desarrollar su tierra ancestral sin su consentimiento. Los gobiernos de algunos de los países más peligrosos para los defensores de la tierra y el medio ambiente -Brasil, Colombia y Honduras- están obligados por el derecho internacional a obtener el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas antes de promulgar proyectos. Esto significa que los pueblos indígenas deben obtener información en todas las etapas de un proyecto planeado en torno a los impactos potenciales en sus vidas y luego decidir si lo aceptan o no. Pero en la práctica esto es habitualmente ignorado, lo que lleva al conflicto.
¿Cómo puede ser resuelta esta situación?
– Los gobiernos y las empresas deben tomar medidas para abordar las causas de los ataques contra los pueblos indígenas, garantizando que las comunidades puedan tomar decisiones libres e informadas sobre si y cómo se utilizan sus tierras y recursos, apoyándolas y protegiéndolas mediante leyes, políticas y prácticas específicas y garantizando la rendición de cuentas de abusos contra los pueblos indígenas. Esto va más allá del enjuiciamiento de los responsables de ordenar o llevar a cabo un ataque, y se extiende a asegurar que los actores que no apoyan y protegen a los defensores se enfrentan a consecuencias por su inacción.
¿Qué esperar de esto?
– La lucha por los recursos naturales se está intensificando. Cada vez más, las industrias están invadiendo áreas previamente intactas y ricas en recursos. Estas industrias, como la minería, la agricultura, la hidroeléctrica y la forestal, están entrando en conflicto con las comunidades locales que a menudo no tienen voz en lo que sucede con su tierra y su medio ambiente. Cuando se manifiestan en contra de proyectos abusivos, son amenazados, atacados ya veces asesinados. La impunidad significa que los responsables de los asesinatos casi nunca son tenidos en cuenta. Esto a su vez genera más violencia y el año pasado vimos asesinatos más descarados de activistas como actores estatales y corporativos cada vez más saben que pueden salirse con la suya. Por ejemplo, el asesinato de activistas de alto perfil como Berta Cáceres y otro ganador del premio Goldman.