Era principios de 2011 y mientras la TV chilena informaba sobre la participación de Sting en la LII edición del Festival de Viña del Mar, a 13.846 kilómetros de distancia, en Damasco, Siria, el gobierno de Bashar al-Asad iniciaba una serie de enfrentamientos con grupos armados rebeldes, que terminó detonando la guerra civil que actualmente vive ese país. Los enfrentamientos cada vez fueron más crudos y desde ese año hasta nuestros días provocó un éxodo masivo, calificado como una de las crisis humanitarias más grandes de la historia contemporánea. Y Chile no está exento a este escenario, por lo mismo, ya se indicó que se recibirán al menos 120 refugiados en nuestras tierras, de los cuales la mitad llegará posiblemente en octubre próximo.
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Así lo confirma Alfredo del Río, coordinador del Programa de Reasentamiento de Refugiados Sirios (dependiente del Ministerio del Interior y Seguridad Pública), quien informa que este primer grupo de 60 llegará a asentarse a Macul, en Santiago y Villa Alemana, en Valparaíso.
“La visa de refugiados les permite tener la residencia definitiva”, dice Del Río y agrega que a ellos hay que ir a buscarlos al Líbano y no a Siria, pues estas familias ya escaparon de la guerra y se encuentra en campos dispuestos por la ONU.
“Tenemos que realizar el proceso de selección de las 60 personas y una vez que se queden dentro, esperaremos una orden para que se haga el traslado”, dice. Informa además que serán “alrededor de 15 familias, compuestas por 4 a 6 integrantes cada una”.
¿Por qué Macul y Villa Alemana?
Macul, primero, porque es una comuna santiaguina que se encuentra conectada con Ñuñoa, San Joaquín, Peñalolén y La Florida, según la coordinación del programa y Villa Alemana, porque se encuentra a 40 km de Valparaíso y a 120 km de Santiago.
“La situación de la que vienen es inhumana”, dice José Sabat Marcos, el alcalde de Villa Alemana, quien también tiene un origen árabe. “Estamos felices como comuna de colaborar con estas personas”, agrega.
Y verás como quieren en Chile
Para Hernán Maluk, presidente de la Sociedad de Beneficencia Siria de Chile, nuestro país es un gran lugar para recibirlos. “Al igual que acá, Siria tiene paisajes montañosos fríos, tienes zona donde hay nieve, zonas desérticas, pero hay zonas donde la vida se parece a la de Santiago. No debería ser un contraste tan grande”, dice.
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Precisa que el idioma tampoco podría ser una complicación. “Hemos tenido caso de niños chicos que se han integrado muy rápidamente y que tras aprender el español, son muy buenos alumnos”.
Cuenta, de hecho, que estos refugiados sirios no serían los primeros acogidos por Chile, aunque aclara que los que han llegado hasta el momento, han venido por su propia cuenta.
“Aquí nosotros les damos apoyo en diferentes área, como la salud (tienen una clínica para ello), los orientamos para conseguirles trabajo y con el idioma” y luego cuenta que hasta ofrecen actividades deportivas en el Estadio Sirio para ellos.
Finalmente, descarta las críticas respecto a que vienen a “quitarle el trabajo” a los chilenos. “Hoy hemos visto que los inmigrantes vienen a hacer un real aporte a la capacidad de trabajo de Chile y tú lo ves en todas las áreas. Trabajan, por el ejemplo en el comercio, y generalmente son muy buenos en eso”, sentencia.
Cabe destacar que en el programa participan también el Alto Comisionado de Nacionales Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Vicaría Pastoral Social Caritas.