Una manifestación de la extrema derecha estadounidense degeneró en violencia, provocando un muerto y decenas de heridos el sábado en Charlottesville (Virginia, este), suscitando controversias luego de ambiguas declaraciones del presidente Donald Trump.
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Una de las víctimas fue una mujer de 32 años, que murió cuando un automóvil embistió -intencionalmente según testigos- a una multitud de contra-manifestantes que se oponían a una marcha de la derecha radical estadounidense, integrada por neo-nazis, supremacistas blancos, Ku Klux Klan (KKK) y la derecha alternativa o Alt Right, parte de la cual apoyó a Trump en la elección presidencial.
Además se produjeron otras dos víctimas fatales luego de que un helicóptero cayera en un área vecina a Charlottesville, muriendo el teniente H. Jay Cullen y el piloto Berke M.M. Bates, que asistían en las operaciones, en un accidente cuyas causas se investigan, informaron las autoridades.
El Fiscal general Jeff Sessions dijo que tales «hechos de intolerancia racial y odio» traicionan valores fundamentales y «no pueden ser tolerados».
El FBI anunció el inicio de una investigación de derechos civiles sobre el caso. «El FBI examinará todos los hechos y evidencias disponibles», señala la policía federal en un comunicado.
El presidente Donald Trump expresó en Twitter sus «profundas condolencias a los familiares y a los colegas oficiales del policía del Estado de VA que murió hoy».
El mandatario agregó luego «Condolencias a la familia de la joven mujer que murió hoy, y mis mejores deseos para todos quienes resultaron heridos, en Charlottesville, Virginia. Es muy triste!»
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La negativa de Trump a criticar a grupos de la ultra-derecha provocó críticas, incluso por parte de miembros de su Partido republicano.
«Muy importante para la nación escuchar a @potus describir los eventos en @Charlottesville por lo que fueron, un ataque terrorista de #supremacistas blancos», dijo el senador por Florida Marco Rubio en Twitter.
El veterano senador Orrin Hatch de Utah, twiteó «Debemos llamar al diablo por su nombre. Mi hermano no dio su vida luchando contra Hitler por sus ideas nazis para que sean aceptadas aquí en casa».
El senador Ted Cruz llamó a investigar el hecho como un «acto de terrorismo doméstico».
Policía superada
Centenares de personas confluyeron en Charlottesville sea para participar o protestar contra la «Marcha de la Derecha Unida», estallando rápidamente los disturbios, aunque agentes anti-disturbios y tropas de la guardia nacional saturaron el centro de la ciudad.
Muchos de los participantes llevaban banderas Confederadas, consideradas símbolo de racismo por muchos estadounidenses, mientras que otros levantaban sus brazos haciendo el saludo nazi.
Los manifestantes anti-racistas blandían banderas del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan), cantando eslógans contra el racismo :»No Nazis, no KKK, no fascist USA.»
«Marchábamos por la calle cuando un automóvil, una berlina negra o gris, se nos lanzó encima, golpeó a todo el mundo. Luego retrocedió y nos volvió a embestir», relató a la AFP un testigo.
En un video publicado en redes sociales, se ve cómo un coche oscuro golpea violentamente a otro vehículo por detrás y luego retrocede velozmente en medio de los manifestantes.
El chofer del vehículo fue arrestado, y el caso es considerado como «homicidio criminal», según el jefe de policía, Al Thomas.
Según la cadena CNN, el sospechoso, James Alex Fields Jr, de 20 años, oriundo de Ohio, fue acusado de muerte, heridas y delito de fuga.
La madre del sospechos, Samantha Bloom, dijo a un medio de Ohio que sabía que su hijo planeaba ir al evento, pero no estaba al tanto de sus posiciones extremistas, y le había aconsejado que «actuara pacíficamente».
Hacia el final de la tarde, al menos 35 personas eran o habían sido atendidas por heridas graves o leves, informó Thomas.
Estado de emergencia
El gobernador de Virginia Terry McAuliffe había declarado estado de emergencia, exhortando a no concurrir a la protesta y la policía había prohibido la manifestación.
En medio de nubes de gas lacrimógeno, los enfrentamientos a golpes entre manifestantes de la derecha radical y contra-manifestantes se multiplicaban aún antes de comenzar la movilización, con riñas, arrojándose proyectiles e intercambiando golpes con palos, según una periodista de la AFP en el lugar.
El clima sumaba tensión porque los manifestantes portaban armas a la vista, algo que está permitido por la ley en Virginia.
Los grupos de la derecha radical querían denunciar y oponerse en forma unitaria al proyecto de Charlottesville de retirar de un espacio municipal la estatua del general confederado Robert E. Lee, quien luchó a favor de la esclavitud durante la Guerra Civil estadounidense.
Más tarde en conferencia de prensa, el gobernador McAuliffe envió «un mensaje a todos los supremacistas blancos y a los nazis que vinieron hoy a Charlottesville. Nuestro mensaje es simple y claro. Vuelvan a sus casas. Ustedes no son bienvenidos en esta bella comunidad».
En una conferencia de prensa improvisada desde su lugar de vacaciones en Bedminster (Nueva Jersey), el presidente Trump había condenado antes «en los términos más firmes posibles esta exhibición atroz de odio, fanatismo y violencia procedente de varios lados».
«El odio y la división deben detenerse ahora», agregó. «Tenemos que unirnos como estadounidenses con amor a nuestra nación».
Sus declaraciones se produjeron minutos después de que el alcalde de Charlottesville (Virginia), Mike Signer, confirmara la muerte de la mujer embestida por el atacante. «Tengo el corazón destrozado por que se haya perdido una vida aquí», escribió en Twitter.
El 8 de julio, algunas decenas de miembros del Ku Klux Klan ya se habían reunido en este tranquilo y pintoresco pueblo, muy superados en número por los manifestantes anti-racistas.
Esta vez, la derecha nacionalista esperaba atraer a más seguidores, gracias a la presencia de varios integrantes del movimiento Alt-Right (Derecha alternativa), que apoyó a Donald Trump durante su campaña.