Este año 51 estudiantes de los liceos técnicos Enrique Alvear (Cerro Navia) y Padre Pedro Arrupe (Quilicura) participaron de “Experiencia Empresa”, una pre-práctica de dos semanas, desarrollada por Fundación Itaú y Educación 2020, cuyo objetivo es acercar a jóvenes de tercero medio a los desafíos del mundo laboral antes de terminar el colegio.
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La razón principal de esta iniciativa que se replica también en Temuco y Valparaíso se debe a que un gran porcentaje de los estudiantes de estos establecimientos desertan de sus prácticas en cuarto medio producto de la escasa y prácticamente nula relación que estos tienen con el mundo laboral, altamente competitivo.
Tal como explica Jorge Ibáñez, jefe de proyecto del programa Experiencia Empresa, «el 40% de los egresados de la enseñanza media egresan de liceos técnico profesionales, de ahí la importancia de mejorar la educación TP del país, ya que hoy la mirada se centra en los colegios científicos humanistas. El programa tiene actividades en el ámbito de la pedagogía teatral y otra pre-práctica en tercero medio y no en cuarto, cuando ya es muy avanzado».
«Hoy entre el 55 y el 60% de los estudiantes abandona su práctica profesional en cuarto medio y no terminan sus estudios», afirma Ibáñez.
Si bien esta actividad se desarrolla en conjunto desde hace dos años entre ambas organizaciones, este proyecto se desarrolla aproximadamente desde hace 14 años por Fundación Itaú.
Al respecto, la gerente general de la fundación, Daniela Leiva sostiene que «es importante el trabajo en conjunto que estamos haciendo con Educación 2020, en tanto logramos unir el mundo educacional con el empresarial. El objetivo es ser una experiencia que pueda influir en las políticas públicas que se toman en relación a la educación que reciben los estudiantes de este tipo de establecimientos educacionales».
«También nuestro objetivo es mejorar las expectativas y las condiciones que los estudiantes tienen para enfrentarse a un mundo laboral», agrega la gerente.
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Además, tal como señala Leiva, este proyecto se sostiene gracias a los cientos de tutores que de manera voluntaria año a año se inscriben para participar de esta experiencia junto a los estudiantes que llegan a colaborar en diversos sectores del consorcio.
Joaquín Cordero es uno de ellos y considera que «con esta experiencia no solo aprenden los estudiantes, durante estas dos semanas uno está abierto a los aprendizajes y el mundo laboral a veces es un poco cerrado en como se dan los flujos y tener contacto con estas nuevas generaciones te permiten entender el comportamiento que ellos van teniendo».
Sin embargo, los mayores beneficiados de esta oportunidad son los estudiantes. José Loyola vivió participó hace 13 años atrás y fue el primer contratado por el Banco Itaú, «en ese entonces quería estudiar Educación Física, pero algo despertó en mi esta experiencia que hizo que cambiara. Me ha ido bien, actualmente soy supervisor de operaciones y llegué como administrativo«.
En tanto, uno de los 51 estudiantes que participaron este año es Francisco Pineda, quien durante dos semanas se desempeñó en el área de consultoría. Vive en Cerro Navia y cuenta que cuando «fuimos el primer día algunos compañeros se perdieron, pero con el paso de los días fuimos tomando más confianza».