«El más rico tiene apoyo de BancoEstado y yo no». Eso fue lo que dijo Alejandro Guillier tras enterarse del crédito que BancoEstado otorgó a Sebastián Piñera por cerca de mil millones de pesos y a él no. Carolina Goic tampoco recibió préstamos y ambos han acusado un «bloqueo» de parte de la banca privada. Así, mientras Beatriz Sánchez ha dicho que realizará una campaña más «austera», se abre la polémica, ¿cuánto cuesta una campaña presidencial?
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«Entre $500 a $1.000 millones por lo bajo», dice a Publimetro el cientista político y profesor de la Universidad de Chile, Guillermo Holzmann. Y su par de esa misma casa de estudios, Máximo Quitral, agrega que «incluso pueden llegar hasta los $3.000 millones».
¿Por qué tan caro? Como es lógico, porque los candidatos necesitan de personal estratégico y profesional como periodistas y asesores políticos. Entonces, como todos quieren contratar a los mejores, los costos suben por grados de experiencia y conocimiento.
De hecho, sólo considerando el concepto «asesoría periodística» -cargo clave en las campañas- los políticos podrían desembolsar $6.880.029 por tres meses de campaña, basándose en el arancel de referencia que publicó el Colegio de Periodistas el año 2015 que dice que esa labor cuesta $2.293.434. El mismo organismo indica que trabajar en relaciones públicas, con dedicación exclusiva, tiene un costo de $3.007.125, lo que llega a $9.021.375 si se multiplica por 3 meses. Ambos montos sumados alcanzan los $15.901.404. Y eso sólo en dos tipos de profesionales. Los candidatos tienen decenas y centenas de personal con cargos claves.
«Una campaña tiene todo un despliegue territorial, propaganda y no sólo eso, se requieren operadores políticos a los cuales hay que pagarles y de ahí vamos contando expertos, analistas en comportamiento electoral y una cantidad muy grande de personal», confirma Holzmann.
Y eso no es todo ya que «hay que hacer una serie de actividades que implican un costo logístico», dice Quitral. Ente eso se incluyen cosas tan sencillas pero que generan grandes gastos, como folletos, chapitas, lienzos, gigantografías, publicidad en diario y televisión, por nombrar algo.
¿Por qué negarse a otorgar créditos?
«El nivel de incertidumbre por el tema de las votaciones es alto» dice Holzmann pero complementa tocando un tema clave: verse involucrados con materias de financiamiento político.
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«El tema de las boletas ideológicamente falsas para financiar campañas, dañó mucho la imagen de los políticos. Las entidades bancarias están escépticas sobre todo por esta materia», afirma Quitral.
Holzmann complementa diciendo que el verdadero problema está en la Ley de Fortalecimiento de la Democracia, la que terminó con el aporte de personas jurídicas a las campaña. «Esa ley provoca una cierta desventaja en quienes son independientes» dice y luego explica que pese a que el Estado pagará por voto emitido, eso en ningún caso permite conseguir una paridad económica a la hora de organizar una campaña.
Aportes a campañas
Cabe mencionar que, además de créditos, los candidatos pueden recibir dineros a través de aportes a cuentas que deben estar validadas por el Servel. En ese sentido, se conoció que hasta el viernes, al menos, las transferencias a Piñera llegaban a $492.184.881, las de Goic ascendían hasta los $78.474.962; Beatriz Sánchez consiguió al menos $26.276.650 y Marco Enriquez-Ominami obtuvo al menos $3.53.118. El único que no habría recibido aportes era Guillier, que según informó La Tercera, no contaba con dineros porque no preinscribió ninguna cuenta que estuviera destinada a recibir dineros para estos fines.