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¿Cómo dormir en la micro o el metro? Esta es la fórmula para aprovechar un viaje tan largo para descansar

Aprovechar las clases de yoga a las que fue por una vez luego de pagar el año completo ahora sí serán útiles: hay que doblarse un poquito para poder tener un viaje de ensueño.

Muchas veces viajar en micro o metro es como escuchar los chistes de los papás: terriblemente aburrido. Por eso, algunos aprovechan el tiempo en una gratificante actividad como dormir. Y como en la fauna santiaguina los «velocirraptor» y los escolares siempre encuentran formas creativas para atornillarse a un asiento, ni siquiera es necesario ir sentado para descansar: hasta quienes van de pie han cerrado alguna vez los ojos para entregarse a los brazos de morfeo. Pero, ¿es conveniente realizarlo?

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Para el sicólogo Francisco Flores, director de la ONG Mente Sana, «si uno tuviese que poner las cosas en perspectiva, eso de dormir en el meto o la micro es un síntoma de una falta de sueño, de agotamiento». El especialista dice que el hecho que la gente vaya con los ojos cerrados está en línea con «varios estudios que han indicado que la calidad de sueño de los santiaguinos no es muy buena a nivel latinoamericano y que tenemos importantes déficit».

Y aunque reconoce que no es lo ideal «si ese trayecto es tan largo, dormir constituye una mínima atenuante a este problema que tenemos, del cansancio, porque el cuerpo puede aprovechar este tiempo para sobreponerse». Pero alerta, de nuevo, que «no es seguro» porque dice que uno baja las defensas. Algo que Omar Jerez Olmedo, jefe de la carrera de Prevención de Riesgos del Instituto Profesional Santo Tomás comparte.

«Yo como prevencionista no podría recomendar, en ningún caso, que se duerma camino al trabajo porque se disminuye notablemente la capacidad de reacción ante un accidente» y agrega que «cuando uno entra en la etapa de sueño, se entra en la etapa de relajo y ahí disminuyen las alertas».

Pero pensando en aquellos que hacen caso omiso a las recomendaciones -porque les da por bostezar cada vez que les dicen que «no»- conviene avisarles que aún tienen la posibilidad de aprovechar el viaje para dormir usando una particular técnica, así que abran bien los ojos: consiste en acurrucarse en el asiento de tal manera que las piernas y rodillas queden en contacto con el respaldo del asiento de adelante, para así disminuir la posibilidad que el cuerpo se mueva tanto en caso de un frenazo repentino o de un choque menor.

«Dejar las piernas como apoyo en el asiento de adelante permite, en caso de que la micro frene de forma inesperada, que el cuerpo funcione como un resorte», dice Jerez. Pero advierte «no hay que olvidar el efecto látigo: porque si bien, con esa técnica efectivamente se evita el golpe con el asiento delantero, lo que sucede después es que el cuerpo retrocede y hay riesgo de que la cabeza se golpeé con el respaldo de atrás».

Esta técnica no serviría para los asientos que dejan a los pasajeros mirándose las caras de frente. «Evidentemente, en esos casos donde dos persona van enfrentadas, van a chocar el uno con el otro», agrega Jerez.

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Dormir parado, ¿sirve?

Como no siempre se encuentra asiento libre y a veces el metro o la micro va tan apretada que es imposible moverse, algunos aprovechan ese momento para cerrar los ojos un ratito. ¿Conviene?

«Es imposible dormir de pie», dice el sicólogo Flores. «Partamos de algo: yo diría que conscientemente nadie elige dormir en la micro o el metro, no es una estrategia que alguien tenga planeada de antes». Entonces, asegura el especialista, lo único que se consigue es ponerse en riesgo uno mismo.

Aún así, mayormente en el metro que en la micro, hay quienes deciden irse parado con los ojos cerrados. En esos casos, la idea es sólo cerrarlos para descansar la vista, pero no para dormir. Esto implica afirmarse bien y no bajar la guardia ante un frenazo inesperado.

«Si tú me dices que cierran los ojos para descansar la vista, sí, podría ser. Ahora si la gente va dormitando de pie, no es conveniente porque puede constituir un riesgo completo, porque puedes caer en un desequilibrio» precisa.

En ese sentido, la mejor técnica que recomienda es llegar al trabajo y esperar la hora del almuerzo para dormir una siesta. «Que una pueda persona pueda cerrar sus ojos y descansar 15 ó 20 minutos es beneficioso, nos hace reactivarnos más en la tarde. Ojalá se pudiera ocupar parte de la hora de almuerzo. Y así como tenemos las pausas saludables, también ocupar esos minutos de nuestra hora de colación para dormitar algunos minutos», sentencia el especialista.

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