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A propósito del caso de Guillier: ¿se puede llegar a la cárcel por “plagio” en Chile?

Esta semana se detectó que una asesoría pagada por el candidato presidencial tenía textos con muchas similitudes a otro ¿Qué tan grave es el “copy-paste”?

A principio de semana se supo que el candidato presidencial de Frente de Mayoría, Alejandro Guillier, pagó casi 19 millones de pesos a Beltrán Asociados Spa por asesorías realizadas de forma mensual por más de un año. El problema fue que en ese trabajo se incluyó documentos en el que se copiaban párrafos textuales (hasta con errores de tipografía) de documentos que son gratuitos y que están al acceso de todos en la página web del Congreso. Así, mientras el abanderado afirmó que todo lo que recibió fue auditado, sus principales críticos apuntan a una palabra que en Chile tiene castigo: el plagio.

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«Hay penas desde 61 días hasta 541 días de presidio en su grado mínimo», dice a Publimetro el abogado Aldo Duque. El especialista indica que, de hecho, la figura del plagio se encuentra establecida en la legislación chilena.

«Existe, en la Ley de Propiedad Intelectual, un apartado dedicado al plagio y que indica que usted no puede copiar la producción artística de otro», agrega el especialista.

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No obstante, indica que es muy poco probable que alguien pueda llegar efectivamente a la cárcel por cometer plagio. «Antes de dictar la sentencia, se ve primero si la persona tiene antecedentes por el mismo caso. Si los tuviera, se van poniendo agravantes» afirma Duque pero luego explica que, debido a que la pena es tan pequeña, se termina aplicando otro tipo de sanción.

¿Qué pasará en el caso de Alejandro Guillier? «Hay que advertir que acá el principal caso podría no ser plagio, sino que eventualmente estamos ante la presencia de fraude al Fisco», dice el abogado. Ello porque el abanderado presidencial habría desembolsado dineros por algo que, en la práctica, era gratis.

¿Cómo evitar el plagio?

Para Francisco Bustos, jefe de circulación de la biblioteca central de la Universidad de Santiago, hay varias opciones gratuitas y pagadas que permiten identificar el «copy-paste».

«Hay un software, Turnitin, que usamos en la Usach, que es una solución pagada y es una de las herramientas más completas porque tiene acceso a cerca de 150 millones de artículos de revistas científicas, 600 millones de monografías, 600 millones de otros textos, que permite evaluar en mejor medida si es que los trabajas que están haciendo los académicos o los profesores tienen algún grado de semejanza con otro que ya existe», afirma Bustos.

Cuenta que pese a que «malamente» este tipo de programas es conocido como «antiplagios», la ventaja que tienen es que permite que las personas que crean un documento «vayan entendiendo el proceso por el cual se produce un texto y les ayuda a ser más creativos».

De hecho, dice que en el caso de la Usach, este programa es fomentado para que lo usen todos los de su comunidad, porque además «promueve la comunicación entre el profesor y el estudiante», ya que se si se detecta que hay varias partes de un texto que son similares a otro, ambos pueden contactarse por mensajes escritos o incluso por audios para así darle otro rumbo al trabajo que está en progreso. Agrega que, en ese sentido, es una muy buena herramienta e invita a otros planteles a usarla.

También hay softwares gratis

Y si bien, una institución como la Usach optó por una alternativa de pago, el mismo Bustos dice que también hay opciones gratuitas «que son totalmente recomendables».

Entre ellas destaca, por ejemplo, «Grammarly», que es «un plugin que se instala en Google Chrome, que si bien no tiene el alcance de una herramienta pagada, para partir es bastante útil».

«Es recomendable que se use porque estamos en un contexto en donde predomina lo digital y esta es una buena manera de evitar que se termine copiando algo, se haga de forma maliciosa o no», sentencia.

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