La amenaza que supone el programa nuclear de Corea del Norte ha reabierto el debate sobre el despliegue de armas atómicas en Japón y Corea del Sur, una cuestión muy sensible en la región.
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Tras el sexto ensayo nuclear norcoreano, Shigeru Ishiba, ex ministro de Defensa y uno de los líderes del Partido Liberal Demócrata (PLD) del primer ministro japonés Shinzo Abe, volvió a poner sobre la mesa este polémico asunto.
El posible sucesor de Abe no duda en cuestionar los llamados «tres principios» de no producir, no poseer y no autorizar armas nucleares promulgados en 1971, y que le valieron al primer ministro de la época, Eisaku Sato, el Premio Nobel de la Paz.
«¿Sirve realmente no hablar del tema?» se preguntó en un programa de televisión.
Según Takehiko Yamamoto, de la universidad Waseda de Tokio, «los políticos rebeldes utilizan las crecientes provocaciones de Corea del Norte para abrir este debate, argumentando que el ‘paraguas’ nuclear estadounidense no es lo bastante seguro y pidiendo a Japón que se proteja a sí mismo».
Ishiba no apoya directamente la idea de que Japón se dote de una bomba atómica pero asegura que el paraguas nuclear estadounidense está «agujereado».
Por su parte el gobierno reafirma su posición oficial. «El gobierno actúa constantemente en el marco de esos tres principios, nuestra posición no cambiará», reiteró el ministro de Defensa, Itsunori Onodera.
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Pero según Takehiko Yamamoto «es poco probable que el debate vaya más allá» teniendo en cuenta el peso de la historia en Japón y las secuelas de las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki.
En Corea del Sur se está viviendo un debate similar. Varios diputados de la oposición conservadora presentaron una resolución pidiendo que el país tenga sus propias armas atómicas.
«No podemos contar siempre con el paraguas nuclear de Estados Unidos», afirma el periódico local Donga Ilbo.
Aunque según los sondeos la opinión pública de Corea del Sur es más favorable que la de Japón a desarrollar armas nucleares, la ministra de Relaciones Exteriores surcoreana Kang Kyung-wha insistió en que Seúl respete el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Según los expertos optar por desarrollar armas nucleares sería además muy contraproducente para Corea del Sur, que se expondría a sanciones internacionales con graves consecuencias económicas y al riesgo de quedarse sin combustible para sus centrales.
En el mismo sentido Robert Dujarric, director de estudios contemporáneos en la Universidad Temple en Tokio, asegura que este debate es puramente teórico y difícilmente se hará realidad.
«No se puede llegar con misiles de crucero y sus ojivas nucleares como cuando vas a casa de unos amigos con bebidas y salchichas. Se necesitan zonas de alta seguridad, con soldados cuya única tarea sea protegerlas contra los saboteadores, los comandos enemigos, los manifestantes, etc».
Además, según el analista, la opinión pública no está preparada para el despliegue. «Habría oposición en Japón, las poblaciones cercanas al armamento nuclear tendrían miedo de estar en primera línea en caso de ataque», asegura Dujarric.
Tampoco queda claro cual sería el interés a nivel estratégico. «¿Merece la pena perder energía intentado convencer sabiendo que esto no aumentaría la disuasión?», se pregunta el analista.
«El hecho de que haya misiles y bombarderos estadounidenses en el archipiélago, frente a las costas de Corea del Norte colocados en submarinos o a bordo de bombarderos en Estados Unidos no cambia la ecuación», asegura.