Hoy Ivana Walid (21) vive en Alemania. Walid, quien fuese esclava sexual entre la soldadesca del Estado Islámico, reconoció al hombre que le martirizó durante tres años través de la pantalla de su computadora, cerrando así un capítulo lleno de dolor y consternación para ella y su familia.
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«Creo que jamás olvidaré su cara, su voz. Sus facciones permanecen muy claras en mi memoria. No tuve ninguna duda. Aquel hombre era Abu Ali», comentó Walid, quien desea aprender alemán y cursar estudios de derecho para formalizar a los que tanto daño han hecho a cientos de niñas y jóvenes como ella.
El 3 de agosto de 2014 fue un día que Ivana Salid no olvidará jamás. En aquella oportunidad, mientras huía con su familia de los ataques de los comandos de Isis, en su pueblo natal Sinyar, fue apresada por Abu Ali, quien la vendió a distintos combatientes.
«Fue él quien medió siempre en mi venta. Hasta cuatro veces cambié de dueño. Eran todos militantes iraquíes del Daesh (Isis)», comentó la joven. «Es la época más difícil de mi vida. Me sentí muy impotente y barata en sus manos, sin poder hacer nada», dice Walid, quien intentó escapar en varias oportunidades, pero fue recapitulada y «molida» a palos cuando volvía a las garras de su captor.
Según el diario El Mundo, fuentes gubernamentales estiman que más de 3.000 almas, entre ellas 1.100 mujeres, han sido rescatadas desde 2014. Sin embargo, otras 3.000 siguen en manos del IS. Entre ellas, 500 yazidíes que habían sido confinadas en viviendas de Tal Afar. Del medio millar, sólo una decena han recobrado la libertad en las últimas semanas, al abrigo de las escaramuzas.
«No hay noticias de las secuestradas. Nadie sabe lo que ha sucedido con ellas. Cuando se liberan nuevas zonas y no se halla su rastro, experimento la misma tristeza. Si siguen vivas, deben estar en una situación terrible. El Daesh no conoce la clemencia», aseguró Ivana Walid.