Si algún día el sabio Andrés Bello, hubo de estar orgulloso de la casa de estudios superiores que fundó en 1842, ese día fue este lunes 11 de septiembre de 2017. Y es que una conmovida comunidad académica, administrativa y estudiantil se dio cita para recordar a los integrantes de esa casa de estudios, que fueron masacrados durante el cruento golpe de estado, hace 44 años.
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Uno de los momentos más sentidos, fue la entrega de títulos simbólicos a los familiares de los estudiantes, cuyas vidas quedaron truncadas en esa fecha, que marcó un antes y un después en la historia de Chile.
Ennio Vivaldi, rector de esa casa de estudios, fue diáfano y contundente en sus palabras. «La dictadura mató y desapareció gente para generar miedo y, con ello, control», expresó el académico y hombre de ideas, quien se conmovió con las vidas truncadas, con sus familias y con el país que no pudo contar con ese talento humano.
«Nuestros miembros de la comunidad asesinados y desaparecidos defendieron con su vida ideales públicos del bien común», aseguró el rector. Por su parte, la vicerrectora Faride Zerán reiteró el respaldo a la posición del rector, en estos términos: «no sólo hay un reconocimiento académico, sino que homenaje a quienes hoy no pueden acompañarnos».
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Daniel Andrade, expresó en el acto de entrega de títulos póstumos: «hoy vivimos en el legado de la dictadura y muchos encarnamos la lucha en contra de ese país».
Desde el retorno a la democracia, la Universidad de Chile ha venido realizando acciones e iniciativas a fin de esclarecer y difundir las consecuencias de la dictadura en la primera universidad pública del país, entre las que se encuentran el cierre de carreras y la desaparición, persecución y muerte de integrantes de su comunidad universitaria.
La desclasificación de los sumarios del periodo dictatorial fue uno de estos pasos, mediante el cual se hizo público un archivo de las huellas del régimen al interior del plantel, material que evidencia los mecanismos de hostigamiento y persecución a algunos de sus integrantes.
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Para quien visite la sede principal de la Universidad de Chile, podrá ver cómo los nombres de las autoridades designadas por los militares en el poder, fueron borradas de la historia oficial de esa casa de estudios. La tradición de prestigiar con el nombre de las autoridades, en una placa ubicada por los pasillos adyacentes a la rectoría, volvió con la democracia.