El Te Deum Evangélico es, en estricto rigor, una ceremonia de acción de gracias en la que participan autoridades de la fe cristiana y representantes del Poder Ejecutivo y Legislativo, como la Presidenta, ministros, senadores, diputados, entre otros. Y aunque también sirve para que la Iglesia pueda entregar su visión de las cosas, el evento realizado el domingo pasado generó rechazo en el Gobierno, pues el pastor Eduardo Durán Salinas criticó abiertamente a Michelle Bachelet por promover proyectos como el aborto y el matrimonio igualitario. Considerando que la Iglesia y el Estado se separaron ya en 1925, con la Constitución de Arturo Alessandri Palma, ¿por qué se mantiene una ceremonia como esa?
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«Porque se ha convertido en una tradición», dice a Publimetro el historiador y analista político, Máximo Quitral. El profesor de la Universidad de Chile agrega que «independiente de la separación de la Iglesia y el Estado que se haya dado en el pasado, la asistencia a ese tipo de eventos entrega una solemnidad mayor y, para no romper con esa tradición, el Presidente tiene esa voluntad de asistir», agrega.
De hecho, el historiador indica que no existe voluntad tan certera de eliminarlo de las ceremonias públicas. «Para erradicarlo de la cultura, tiene que haber un compromiso potente de parte de un presidente, con un proyecto que impulse la necesidad de terminar con estas ceremonia. Ahora, entendiéndose que una posición como esa va a generar algún tipo de anticuerpo, dudo que haya algún candidato que proponga eliminar esta actividad en el tiempo».
– ¿Existe algún tipo de poder fáctico de parte de la Iglesia Evangélica?
– La verdad, las posiciones evangélicas están presentes pero a través de lo que hoy y mañana se conocerá como la «bancada evangélica». Hay que mirar con bastante detenimiento cuáles van a ser las candidaturas que llegarán al Parlamento, porque los representantes de esa Iglesia pueden lograr representación parlamentaria. Más allá de imponer una visión, creo que van a visibilizarse mucho más cuando lleguen al Congreso.
– ¿Cuán dañada salió Michelle Bachelet con las críticas realizadas este domingo?
– Lo ocurrido ayer es un hecho bastante desafortunado. La intervención de este pastor (Eduardo Durán) corresponde a una propaganda política más que a un sentimiento religioso profundo. Puede que se haya generado tensiones entre las relaciones de la Iglesia Evangélica y el Gobierno, pero yo creo que los representantes esa fe a van a tomar una posición de más de acercamiento, para bajarle el perfil a la situación.
– ¿Qué deberá esperar la Presidenta para el Te Deum Ecuménico, en el que participan también representantes de otras creencias?
– Creo que va a haber una posición desde la Iglesia Católica más bien con una crítica discursiva más que una alusión directa, como lo ocurrido el domingo pasado. Se va a tratar de evitar que ocurran esos actos y por eso, los representantes de esa fe van a hacer un intento de reguardarse ante un discurso más crítico. Por otra parte, creo que si es que hubiese una crítica a sus proyectos, naturalmente la Presidenta se va a sentir incómoda, pero insisto, que no creo que haya una crítica abierta sino más bien discursiva.