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El hambre aumenta dramáticamente a nivel mundial producto de desastres naturales y conflictos armados

Se calcula que en 2016 casi 520 millones de personas padecían hambre en Asia, unos 243 millones en África y 42,5 millones en América Latina y el Caribe.

El hambre volvió a aumentar en 2016 tras años de descenso y afecta a unos 815 millones de personas, el 11 % de la población mundial, sobre todo por el impacto de conflictos y desastres naturales, informó hoy la ONU.

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El número de personas con desnutrición crónica ha subido respecto a los 777 millones que había en 2015, aunque se mantiene por debajo de los 900 millones del año 2000, según el nuevo estudio realizado por varias agencias de Naciones Unidas sobre el estado de la seguridad alimentaria en el mundo presentado en Roma.

La ONU destacó que estas estimaciones podrían reflejar un cambio de tendencia en la evolución del hambre, que se ha ido reduciendo de forma constante durante más de una década y que en 2016 empeoró particularmente en África subsahariana (con el mayor porcentaje de personas desnutridas, el 22,7 % de su población), el Sudeste Asiático y Asia occidental.

referencial Sudán (ALBERT GONZALEZ FARRAN/AFP)

Se calcula que en 2016 casi 520 millones de personas padecían hambre en Asia, unos 243 millones en África y 42,5 millones en América Latina y el Caribe, donde hay signos de que la situación está deteriorándose.

Conflictos y desastres naturales

Los peores registros se dan en países que de alguna forma están expuestos a los conflictos y donde vivían el año pasado 489 de los 815 millones de personas que no tienen garantizada la alimentación.

Algunos de estos países también se vieron afectados por graves sequías e inundaciones, debido en parte al fenómeno de El Niño, según el informe, que se publica el mismo año en que se ha declarado una hambruna en Sudán del Sur y otros tres países (Nigeria, Somalia y el Yemen) corren el riesgo de padecerla.

Yemen (MOHAMMED HUWAIS/AFP)

En otros lugares más seguros, la ralentización económica ha limitado la capacidad de los países para importar alimentos y proteger a los pobres de la subida de precios en los mercados domésticos.

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Esas cifras reflejan la dificultad de acabar con el hambre y la malnutrición a nivel global para 2030, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a los que se comprometió la comunidad internacional en 2015, ante lo que la ONU instó a abordar las causas del problema y asegurar la paz, la inclusión social y la ayuda humanitaria inmediata.

La mayor inseguridad alimentaria todavía no ha cambiado la tendencia de la prevalencia del retraso del crecimiento infantil, que bajó del 29,5 % en 2005 al 22,9 % en 2016 y afecta aún a 155 millones de menores de cinco años, mientras que 52 millones sufren desnutrición aguda y otros 41 millones, sobrepeso.

El informe advierte de la coexistencia entre las distintas formas de malnutrición, con países que experimentan a la vez altas tasas de desnutrición infantil, anemia en mujeres y obesidad en adultos, esto último al alza en todas las regiones.

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