Con un tono sobrio, sin renunciar a confirmar sus posturas valóricas como el aborto ante las más altas autoridades del Estado, el Cardenal Ricardo Ezzati presidió el Te Deum ecuménico en la catedral de Santiago, solemne acto que contó con la presencia de la presidenta Michelle Bachelet Jeria y su gabinete.
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«Cual diamante esplendoroso, en el alma de Chile brilla una de sus más nobles convicciones, la sacralidad de la vida. De toda vida humana, desde su concepción, en todo el arco de su desarrollo y hasta la muerte natural», comentó sin estridencias, pero con firmeza el purpurado.
«Respetuosos de la legislación que el Estado se ha dado, nuestra opción por la vida se traduce en redoblar nuestro esfuerzo para seguir acompañando a las mujeres que viven situaciones límite en su embarazo, a las que deciden continuar con él y a las que piensan que el aborto es una solución. La Iglesia ofrece sus manos y extiende su abrazo de servicio a todas las personas que necesiten paz, amparo, apoyo y consuelo”, dijo Ezzati, quien también se refirió en torno al Matrimonio Igualitario, ratificando que el sacramento es entre «un hombre y una mujer».
La mañana comenzó con un acto previo en el Palacio de la Moneda, la alta mandataria hizo un breve recorrido en un auto descapotado rumbo a Plaza de Armas, para ser recibida por Monseñor de la Cruz Suárez, en la entrada del recinto religioso.
A su ingreso por la nave central del histórico edificio, la presidenta Bachelet fue recibida por una salva de aplausos, situación de contrastó con el incómodo incidente que experimentó en la catedral evangélica, cuando Bachelet se retiró indignada por la «encerrona» partidista que ofendió la investidura de la jefa de estado, al decir de diversos sectores de la nación.
Señaló Ezzati hizo un llamado por la concordia, porque la sabiduría acompañe a los gobernantes para que su gestión esté marcada por la igualdad, la justicia y la paz.
«Todos estamos llamados a ser centinelas de la aurora, por el futuro de Chile. En las proximidades de un nuevo proceso eleccionario, hay que reposicionar el alto valor del la política, para que con la estatura cívica más elevada, siempre esté al servicio de todos, en especial de los más postergados», comentó el prelado.
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La ocasión no fue obstáculo para que el purpurado confirmara la postura en pro de la vida de la iglesia, sea cual sea el punto del desarrollo de una persona. Llamó a que la iglesia católica haga escuchar su voz, pero «sin una visión exclusiva ni excluyente», a la vez que se mostró en contra del «laicismo agresivo».
Especial énfasis hizo Ezzati en pro de los migrantes, en particular de quienes vienen de Haití, Colombia y Venezuela, para ganarse el paz de el «pan de la dignidad» y que recaiga sobre ellos el estímulo de una acogida empática. Recordó a figuras que vinieron de otras tierras, a enriquecer a ésta nación, como el sabio venezolano Andrés Bello, fundador de la Universidad de Chile.
Sacerdotes de las inglesias anglicanas, bautista, judía y ortodoxa, intervinieron en las peticiones de gracia.
En el acto, estuvieron presentes los candidatos presidenciales Carolina Goic, José Antonio Kast, Marco Henríquez-Ominami y Alejandro Guillier, quien prefirió no «pronunciarse sobre pequeñeces», en un día tan especial como el 18 de Septiembre, en clara alusión a las declaraciones del ausente aspirante de Chile Vamos, Sebastián Piñera, quien le acusó de mentir.
El acto finalizó con las notas del Himno nacional de Chile, y al contrario de lo que sucedió en la catedral evangélica, la presidenta Bachelet permaneció en el recinto. A su salida, recibió muestras de cariño, por parte de personas que asistieron a la cita religiosa.
Como dato curioso, la presidenta Bachelet y algunos de los ministros de la gabinete, asistieron en su condición de médicos al embajador de la orden de Malta, Fernando Pérez Egert, quien sufrió un desmayo en medio de la homilía.