El Reino Unido se ha convertido en el primer país del mundo en estrenar un supermercado donde se permite a sus clientes pagar la compra a través de la tecnología de la huella digital.
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El nuevo invento, denominado «Fingopay» funciona a través de un sistema de infrarrojos que escanea las venas de los dedos y vincula el mapa biométrico a las cuentas bancarias de cada cliente.
Los datos bancarios se guardan en el proveedor de pagos «Worldpay», de la misma manera que se pueden almacenar cuando se compran productos por Internet.
Los clientes de la tienda Costcutter, en el campus de la Universidad Brunel de Londres, han sido los primeros en probar los pequeños aparatos para pagar escaneando las yemas de los dedos.
El sistema de pago se ha simplificado, ya que los compradores podrán ir al supermercado sin efectivo o sin tarjetas de crédito, y podrán pagar simplemente utilizando sus manos.
La empresa que está detrás de este invento, Sthaler, con sede en Londres, ha informado a los medios de comunicación de que está trabajando con otros supermercados del Reino Unido para adaptar esta tecnología.
Desde Sthaler se ha asegurado que este sistema de pago es el más seguro puesto que «no puede ser copiado o robado».
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Asimismo, espera que más de 3.000 estudiantes de los 13.000 que hay en el campus donde se está poniendo a prueba esta tecnología, se registren antes de noviembre para utilizar «Fingopay».
La empresa ha agregado que está negociando poder llevar el sistema no solo a los supermercados, sino también a clubes nocturnos, gimnasios o estadios de fútbol para identificar con facilidad quiénes tienen acceso a las zonas VIP.
La huella digital ya se utiliza en el Reino Unido para acceder a algunos edificios de alta seguridad o autorizar las transferencias de comercio interno en un banco de inversión.