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Independencia de Cataluña: esta es la resistencia 2.0 de quienes piden la autonomía

Consignas por Telegram y otras redes sociales han motivado a varios españoles a movilizarse por la separación de Cataluña.

Barrio por barrio y escuela por escuela. Los activistas por la independencia organizaron, ayudándose de las redes sociales, su resistencia ante la orden de impedir el referéndum en una Cataluña acostumbrada a las ocupaciones como forma de lucha social.

«Resistencia pacífica», lanzaba Héctor -que prefiere no dar su apellido-, técnico de obras públicas de 43 años, ante los otros padres que ocupaban la escuela Reina Violant, en Gracia, uno de los barrios más independentistas de Barcelona.

«Si la policía viene a sacarnos, nos sentamos en el suelo y cantamos», agregaba este activista, miembro de uno de los «Comités de Defensa del Referéndum» que crecieron en las redes sociales tras la orden judicial de cerrar los centros de voto.

Rápidamente se dieron consignas por la mensajería Telegram, llamando a los militantes a mantener, ante todo, una actitud no violenta.

Como los demás comités, el de Gracia «ha animado a los padres a organizar actividades» en todas las escuelas, explica Héctor a la AFP, mientras a su alrededor una veintena de personas, sentadas en en el suelo del gimnasio bajo grandes murales con dibujos infantiles, debate cómo proceder.

«Que solo haya (dentro de la escuela) familias de mucha confianza», pide Gisela Losa, de 39 años, y madre de tres alumnos que se ofrece para pasar la noche con su hijo mayor y hacerse cargo de las llaves del centro.

Grabar en video

En un rincón, una pizarra blanca servirá para dejar mensajes importantes. Por ejemplo, a quién le pasa las llaves Gisela cuando se marche.

«Me movilizo básicamente porque encuentro que es un atentado contra la libertad democrática» que la justicia prohíba el plebiscito, afirma este pelirroja de ojos claros. «Y me parece gravísimo el trato que se está dando a los centros educativos, diciéndonos que nos van a desalojar», agrega.

Si viene la policía «lo más importante es que aquí adentro hay niños», le dice Héctor. «Le decís al agente que espere un momento que hay que sacarlos» y «que te enseñen la orden judicial», agrega.

«Todo el que pueda que lo grabe en video con su teléfono», agrega otro de los participantes, un vecino del barrio asignado a votar en esta ebon pour tousscuela y que ha venido a ayudar.

Sacos de dormir sobre colchonetas de gimnasia. La imagen se repetía por la noche en decenas de centros: 200 fueron ocupados sólo en Barcelona y sus alrededores, según el gobierno independentista catalán.

Cataluña, cuna junto a Andalucía del movimiento libertario y anarquista español, tiene una larga historia de ocupaciones masivas: la última de ellas en 2011 cuando decenas de centros públicos de salud fueron tomados durante semanas ante la amenaza de cierre por recortes presupuestarios del ejecutivo regional catalán.

Policía ‘impotente’

Pegado en la fachada de otra escuela de Gracia un cartel afirma «Sin desobediencia, no hay independencia» sobre fondo totalmente rojo.

La iniciativa de ocupar las escuelas con actividades festivas, deportivas, culturales o gastronómicas durante todo el fin de semana para impedir su cierre surgió de padres y profesores, asegura Carles Riera, diputado regional del partido antisistema CUP.

Solo «hemos puesto una semilla» pero el movimiento social «está desbordando nuestras propias expectativas», dice, afirmando desconocer quién elaboró el «Manual para los responsables de las escuelas abiertas» que corrió como la pólvora por las redes sociales.

«Haced grupos de comunicación segura entre la gente de vuestro colegio», aconseja este documento con consignas muy precisas. «Que en todo momento los colaboradores tengan agua, alimentos, baterías y cargadores de móvil, red internet y contacto con el exterior», agrega.

Pero, lo más importante es que «la policía se tiene que sentir impotente, no amenazada». «Si se siente impotente ante la firme voluntad democrática, no actuará», asegura.

Vissia, una madre de 42 años de la escuela Turó del Cargol, al pie del célebre Parque Güell de Barcelona lo tiene muy claro: «Primero nos tendrán que enseñar la orden de desalojo y, a partir de ahí, evidentemente nos sumaremos a la actitud que ha habido durante todo el proceso, estamos aquí pacíficamente, tranquilamente y con una sonrisa».

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