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No escuchó sus pedidos de clemencia: La historia del hermano de Kim Jong-un que cayó en desgracia y murió envenenado

Las dos mujeres que cometieron el asesinato serán juzgadas mañana en Malasia y podrían ser condenadas a pena de muerte.

Kim Jong-nam, otrora considerado firme heredero al régimen de Pionyang, murió envenenado en el aeropuerto de Kuala Lumpur en un homicidio planeado, según Seúl, por su hermano y líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.

Políglota, manejaba al menos cuatro idiomas, y educado en Rusia y Suiza, el joven Kim Jong-nam pasó la infancia entre las sombras al nacer en 1971 fruto de la relación entre Kim Jong-il y su primera concubina, la actriz Song Hye-rim.

Por entonces regía en el hermético país Kim Il-sung, fundador en 1948 de la dinastía, quien no veía con buenos ojos la relación secreta entre su hijo, y futuro mandatario de la dictadura (1994-2011), y la interprete, quien era una mujer casada.

Para esconderlo de su abuelo, Kim Jong-il mandó que su primogénito se criara con su abuela y sus tías maternas.

A los 8 años el joven Kim comenzó su formación en el exterior, primero en Ginebra y después en Moscú, que a la postre le granjeo dentro del régimen detractores que consideraban al heredero como amante de la libertad y la buena vida.

Entre sus pasiones destacaban la informática y los casinos.

A mediados de los noventa, su padre finalmente lo llamó a filas para servir en el Ejército y en 1998 fue nombrado para un alto cargo del Ministerio de Seguridad Pública, donde estuvo al frente del desarrollo de las tecnologías de comunicación de la nación.

Un puesto de responsabilidad interpretado, desde el exterior, como una apuesta futura y que le puso en primera línea sucesoria.

Un sentimiento de favoritismo que se hizo más palpable cuando el primogénito acompañó al líder norcoreano, en enero del 2001, a un viaje a China y en el que ambos mantuvieron conversaciones bilaterales con los dirigentes de Pekín.

Sin embargo, meses más tarde Kim Jong-nam cometió un error infantil que posiblemente le costó el trono.

En mayo de 2001 las autoridades del aeropuerto tokiota Narita detuvieron a un varón con pasaporte dominicano falso y descubrieron que su verdadera identidad era Kim Jong-nam.

Kim, quien iba acompañado de dos mujeres y un niño -su hijo-, pretendía, según los rumores nunca confirmados por fuentes oficiales, visitar Disneyland.

El cambio de rumbo norcoreano se evidenció en 2003 cuando la propaganda estatal comenzó a ensalzar la figura de Ko Yong-hui, ultima consorte de Kim Jong-il, que pasó a ser conocida como la «respetada madre» para promover el favor hacia su hijo KimJong-un.

La caída en desgracia de Kim Jong-nam lo llevó a refugiarse en el extranjero, entre Malasia, Singapur y Macao, este ultimo lugar a donde se disponía a viajar en el momento de su muerte.

Fuera de los focos de Pionyang, el hijo del «amado líder» se posicionó en una entrevista con el periodista japonés Yoji Gomi en contra del sistema hereditario de la dinastía de Corea del Norte, dijo no tener interés en política y criticó a su hermano menor.

Kim Jong-un, quien llegó al poder en 2011, pidió la cabeza de su hermano nada más hacerse con las riendas del país, como reconoció un agente norcoreano desertor que afirmó iniciar una trama para simular un accidente de tráfico mortal contra Kim Jong-nam.

Este, tras conocer los planes, escribió a su hermanastro en busca de clemencia.

Sin embargo, el pasado 13 de febrero dos jóvenes asaltaron a Kim Jong-nam en el aeropuerto de Kuala Lumpur con un paño empapado con un potente agente nervioso que causó la muerte de la víctima en cuestión de minutos.

Los servicios de inteligencia de Corea del Sur y Estados Unidos atribuyeron el crimen desde el primer momento a agentes norcoreanos.

Pionyang sostiene por su parte que la muerte fue causada por un ataque cardíaco y acusó a las autoridades malasias de conspirar con sus enemigos.

La dos detenidas por el asesinato, la indonesia Siti Aisyah y la vietnamita Doan Thi Huong, se enfrentan a la pena capital de ser halladas culpables por el alto tribunal de Shah Alam, a las afueras de Kuala Lumpur.

Ambas mantienen su inocencia y aseguran ser víctimas de una trama urdida por cuatro norcoreanos que presuntamente las contrataron para realizar una broma de televisión.

Las dos acusadas comparecerán mañana ante un alto tribunal para el inicio del juicio oral en su contra.

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