Cataluña celebró el domingo un referéndum de autodeterminación prohibido por la justicia, marcado por intervenciones policiales, y que arrojó como resultado un 90% a favor del sí, con una participación de 42,3%.
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La consulta, que ha desatado una de las peores crisis políticas en España en décadas, fue convocado por el presidente regional Carles Puigdemont, después de que los partidos separatistas lograran una estrecha mayoría en el Parlamento catalán en las elecciones de 2015.
El voto quedó lastrado por la intervención de la policía española para cerrar varios puntos de votación, protegidos desde antes de la madrugada por multitudes de personas. Más de 800 manifestantes tuvieron que ser atendidos por los servicios de emergencias afirmó el gobierno.
La policía disparó pelotas de goma contra los manifestantes, según testigos. Y el ministerio del Interior difundió vídeos en los que se ven personas que lanzan piedras sobre los policías.
Puigdemont denunció la «violencia injustificada» de la policía nacional.
El jefe de gobierno español Mariano Rajoy contestó que las fuerzas de seguridad «han cumplido con su obligación y con el mandato que tenían de la justicia».
Madrid envió 10.000 agentes adicionales a Cataluña, en su mayoría policías antidisturbios, según el diario El País.
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El ministerio del Interior informó así mismo de 33 agentes atendidos médicamente.
Los principales diarios internacionales llevan a primera las escenas de violencia en el desalojo de los colegios electorales en Cataluña, y destacan dos hechos: los cientos de heridos durante las cargas policiales y la crisis abierta tras el referéndum ilegal.