Estados Unidos lloraba el martes a las decenas de víctimas de la peor masacre en su historia reciente, mientras las autoridades investigaban qué motivó a un contador jubilado de 64 años a disparar contra miles de personas en Las Vegas.
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El presidente Donald Trump calificó a Stephen Paddock, autor de la matanza que deja 59 muertos y casi 530 heridos, de «enfermo» y «loco», mientras que el comisario de la ciudad, Joseph Lombardo, lo catalogó de «lobo solitario» y «psicópata».
Más allá de diagnósticos, los investigadores quieren entender cómo este estadounidense blanco sin antecedentes criminales terminó con un vasto arsenal con el que abrió fuego el domingo desde una habitación de hotel en el piso 32 contra un concierto de música country al aire libre.
Pistas en el cuarto de hotel
La policía dijo que Paddock rompió la ventana de su habitación en el hotel casino Mandalay Bay, probablemente con un martillo, poco después de las 22:00 horas del domingo (05:00 GMT del lunes) para disparar luego durante nueve minutos con armas automáticas contra las miles de personas que escuchaban al cantante de country Jason Aldean.
En la habitación encontraron 23 armas de fuego, incluidas varias automáticas. Fotografías filtradas a la prensa del cuarto muestran parte del cuerpo del victimario en el suelo, junto a varias ametralladoras y muchos casquillos de bala.
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Premeditado
En su casa en la ciudad de Mesquite, a unos 130 kilómetros de Las Vegas, la policía incautó otras 19 armas de fuego, varios kilos de explosivos y miles de municiones. En su vehículo se halló nitrato de amonio, un fertilizante que combinado con derivados del petróleo se usa como un fuerte explosivo.
Lombardo dijo que están «rastreando y siguiendo cada pista» del historial de Paddock para tratar de entender lo ocurrido. «Fue obviamente premeditado. El hecho de que tuviera todo eso en su habitación muestra planificación. Y estoy seguro de que evaluó cada paso de sus acciones», indicó.
Sus acciones mortíferas contrastan con el relato de su hermano Eric, quien el lunes dijo que Stephen «era un tipo normal», que le gustaba apostar, y además «no estaba ávido por (utilizar) una pistola».
El padre de ambos estuvo en la lista de los más buscados por robo a bancos en los años 1960. Pero Stephen no tenía antecedentes penales ni historial de enfermedades mentales, dijo.