La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) ganó este viernes el Nobel de la Paz tras una década de esfuerzos para prohibir la bomba atómica.
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La ICAN, que agrupa a centenares de oenegés, milita incansablemente desde hace casi 10 años por la supresión del armamento nuclear.
Fundada en 2007 en Viena, durante una conferencia internacional sobre el tratado de no proliferación nuclear, la ICAN tiene su sede en Ginebra, en las instalaciones del Consejo Ecuménico de las Iglesias, otra organización internacional.
Cuenta con 424 organizaciones no gubernamentales asociadas en 95 países y el apoyo de numerosas personalidades, entre ellas dos Premios Nobel de la Paz, el arzobispo sudafricano Desmond Tutu (1984) y la estadounidense Jody Williams, quien lo recibió en 1997 por la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona.
Un mundo sin armas nucleares
Impulsó un histórico tratado de prohibición de las armas nucleares que fue adoptado por 122 países en julio, aunque su alcance es sobre todo simbólico, dada la ausencia de las nueve potencias nucleares entre los firmantes.
El galardón a la ICAN es un recordatorio de que «hoy más que nunca necesitamos un mundo sin armas nucleares», escribió en Twitter el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Aunque la cantidad de ojivas se ha reducido en 30 años -pasó de 64 mil en 1986 a poco más de 9 mil en 2017, según el Bulletin of the Atomic Scientists (BAS)-, el número de países que poseen el arma nuclear aumentó.
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Hoy son nueve los que poseen tales armas de destrucción masiva: Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel.
La ICAN recibirá el premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y un cheque de nueve millones de coronas suecas (1,1 millones de dólares, más de 700 millones de pesos chilenos) durante una ceremonia en Oslo el 10 de diciembre, aniversario de la muerte en 1896 del creador de los premios, el filántropo sueco e inventor de la dinamita, Alfred Nobel.