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Tanto la movilización como la respuesta policial pareció ser inferior a las manifestaciones de primavera, cuando decenas de miles de personas salieron a la calle, jóvenes en su mayoría.
Con todo, supuso un desafío directo al presidente ruso el día de su cumpleaños.
El opositor, de 41 años, había instado a sus seguidores a salir a las calles el lunes, tras haber sido condenado a 20 días de arresto por haber convocado manifestaciones no autorizadas, su tercera instancia en prisión en lo que va de año.
Se llevaron a cabo marchas en 80 ciudades de todo el país, del Extremo Oriente hasta el Báltico, incluyendo Moscú. Pero la mayor manifestación tuvo lugar en San Petersburgo (noroeste), segunda ciudad del país y ciudad natal de Putin, donde se concentraron 3.000 personas, según una periodista de la AFP.
Hacia las 17H00 GMT, se habían efectuado 66 arrestos en esa ciudad, que, sumados a los registrados en otras partes de Rusia en marchas similares, daban un total de 235 en todo el país, indicó Artiom Platov, portavoz de la oenegé OVD-Info.
Testigos interrogados en el lugar por la AFP mencionaron detenciones violentas y personas ensangrentadas.
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«¡Putin es un ladrón! ¡Libertad para Navalny!», gritaban los manifestantes, congregados en la plaza de la Insurrección, en pleno centro de San Petersburgo, frente a las fuerzas especiales ampliamente desplegadas en el lugar.
«Putin no me gusta», explicó Igor Klimov, de 20 años. «Desde que puedo recordar, siempre ha estado en el poder, y no vemos más que corrupción por todos lados».
– Calma en Moscú –
Aunque en estos últimos meses se ha impuesto como el principal opositor al Kremlin, Alexei Navalny tiene pocas posibilidades de poderse presentar.
La comisión electoral central consideró en junio que no era apto para presentarse a las elecciones presidenciales, a causa de una condena por malversación de fondos que data de febrero de 2017.
Navalny, que denuncia la corrupción de las élites desde hace años, multiplicó en estas últimas semanas sus mítines para intentar ampliar su base electoral y había previsto celebrar uno este sábado en San Petersburgo, antes de ser detenido.
Vladimir Putin, en el poder desde finales de 1999, todavía no se ha declarado oficialmente candidato, aunque en Rusia nadie duda de que se presentará para ser reelegido.
En Moscú, un millar de personas se reunieron por la tarde en el centro de la ciudad, bajo la lluvia. Se tomaron importantes medidas de seguridad aunque la fuerzas antidisturbios apenas intervinieron, en contraste con la última manifestación, en junio, que se saldó con unos mil arrestos en la capital y una violenta represión policial.
«Quiero acabar con las artimañas de Putin», declaró a la AFP una manifestante en Moscú, Maria Antonyenko, una estudiante de 18 años. «Quiero que Rusia sea un país europeo. Quiero vivir libre. No quiero un régimen al estilo asiático o norcoreano».
Por su parte, Vladimir Putin presidió una reunión del consejo de seguridad ruso a media jornada, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El telediario de la cadena pública Rossia-24 no informó acerca de las manifestaciones, dedicó tiempo en cambio a las felicitaciones para el presidente ruso de parte de dirigentes extranjeros y de creadores o restauradores de otros países.
«Vladimir Putin ha dado a la sociedad el sentimiento de amor y respeto por la patria», escribió Ramzan Kadyrov, dirigente de Chechenia, una república del Cáucaso ruso, en un mensaje publicado en Instagram, agregando que Rusia sigue siendo «un imperio muy poderoso».
El gobernador de la región de Tambov, a unos 400 km al sureste de Moscú, Alexander Nikitin, plantó junto a otros responsables locales 65 manzanos, como «símbolo de unidad con Vladmir Putin».