La apuesta independentista catalana ha despertado en España un entusiasmo patriótico palpable en las grandes manifestaciones y en la exhibición sin complejos y multitudinaria de banderas españolas, algo reservado hasta ahora al fútbol.
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«Nos unimos porque se quieren cargar España, para defenderla», lanzó Fernando Gómez, un palentino de 74 años que vive en Madrid desde hace muchos, en la manifestación a favor de la unidad nacional el sábado en la plaza Colón de la capital.
El orgullo de ser español «no ha aumentando, es que ahora se demuestra. Igual con esto se nos quitan las vergüenzas», explicó a la AFP Rocío Villanueva, una madrileña de 30 años que llevaba una bandera española en la cintura.
Un mar de banderas españolas portadas por 50.000 asistentes -según la Delegación de Gobierno- cubrió la plaza de Colón de Madrid el sábado, extendiéndose por la calle Génova y Goya.
«Lo de Cataluña ha hecho reverdecer ideas, pensamientos que estaban olvidados en España», explicó a la AFP Iván Espinosa, portavoz de la Fundación DENAES (por la Defensa de la Nación Española), organizadora de la manifestación de Madrid.
Sosa Días es una empresa de Colmenar Viejo, cerca de Madrid, que fabrica banderas y que estos días no da abasto.
«Hemos triplicado en un mes lo que vendemos en un año», dijo su propietario José Luís Sosa, a la emisora de radio COPE, explicando que era la primera vez que pasa algo así por razones políticas.
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También en Cataluña
Este domingo, miles y miles de catalanes o venidos de otras regiones pasearon banderas españolas por Barcelona para reclamar «cordura» -el lema de la manifestación- y que el presidente catalán Carles Puigdemont frene el plan de declarar unilateralmente la independencia.
«Queremos una España unida, estoy muy cansada de estar callada, cada vez que sacamos las banderas españolas nos llaman fascistas», explicó Susana Cerezal, una catalana de 41 años, votante socialista, que llegó de Figueras para la manifestación.
Si la manifestación de Madrid estuvo más dominada por los votantes conservadores, la de Barcelona contó con el apoyo del Partido Socialista de Cataluña, lo que garantiza la presencia de parte de su electorado.
Para Espinosa, de la Fundación DENAES, el españolismo llevaba años aletargado por razones históricas.
«La izquierda en España ha tenido poco sentimiento patriótico desde la Guerra Civil, y la derecha ha tenido, desde el año 1975, un terrible complejo de asociar el patriotismo, negligentemente, con épocas de opresión», respondió Espinosa, aludiendo a la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).
Para el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, no hay nada inquietante en este fervor, explicó al diario El País. Las manifestaciones pro-españolas de estos días «son pacíficas», dijo.
«La gente tiene derecho a decir soy español, estoy orgulloso de serlo y estoy orgulloso de mi Constitución. Me parece bien», sentenció Rajoy.
La asociación entre nacionalismo español y Franco -y la amalgama con elementos folclóricos como los toros y el flamenco- hizo que los nacionalismos que se opusieron a la dictadura -el catalán y el vasco- fueran percibidos como más progresistas.
En la actualidad, el nacionalismo español ha virado «hacia lo que podríamos llamar el nacional-constitucionalismo», explicó en la radio Cadena Ser Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III de Madrid.
Se trata de «una identidad generada en torno al consenso de la Transición (democrática), en torno al mito fundacional de entonces, con valores más ‘soft’ como pueden ser la selección española» de fútbol, explicó Simón.
¿Patriotas o nacionalistas?
Los protagonistas de este resurgimiento rechazan la etiqueta de «nacionalistas», que prefieren reservar para los independentistas catalanes, y prefieren la de «patriotas».
«Nos diferenciamos del nacionalismo en que este tiene tendencia a creer que unos son mejores que otros en función de las ideas que tengan o de sus lugares de nacimiento», explicó Espinosa.
Josep Piqué, catalán y ex ministro del Partido Popular, resaltó, en una tribuna en el diario El Mundo, «la tremenda importancia de reivindicar el patriotismo español (…) contrapuesto a un nacionalismo que acaba comparando a Cataluña con un país nórdico y al resto de España con el norte de África».
Para el historiador Carlos Gil Andrés, autor de «Historia de España en el siglo XX» o «De Cuba a la Guerra Civil», no hay «ninguna» diferencia, dijo a la AFP.
«Los nacionalistas españoles piensan que no lo son. Creen que el nacionalismo catalán es malo pero que sentirse español es lo ‘normal'», añadió el historiador.
Para Gil Andrés, «la identidad nacionalista está latente» y siempre estuvo ahí. «No resurge, se moviliza. Todos los nacionalismos se alimentan entre sí, se construyen en torno a un ‘nosotros’ por oposición a un ‘ellos'».