El hermano mayor se hizo famoso con el apodo “El Che”. Él, 15 años menor, desde niño trabucaba su nombre Juan Martin en Patatín, y así lo llamaban a casa, para luego, en los clichés periodísticos convertirse en el “Tin”. Hoy “Tin” Juan Martin Guevara es un retirado argentino de 74 años de edad, editor y comerciante de cigarros Habana con la empresa Puro Tabaco.
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¿Que significa ser el hermano de un mito?
– En realidad soy el hermano de Ernesto, o Ernestito, convertido con el tiempo en el mito que es hoy. Pero sigue siendo mi hermano y al mismo tiempo mi compañero de ideas. Uno de los objetivos de salir del perfil bajo y comenzar a dar entrevistas, charlas, etc, es la de hacer que ese mito vuelva a ser hombre. Es decir, humanizarlo.
¿Tener al Che como hermano te ha complicado la existencia? Sé que fuiste a la cárcel por años bajo la dictadura argentina.
–Nunca ha sido una carga ser hermano del Che. Por error, se dijo que yo crecí bajo la sombra de él. Y en realidad a partir de un momento estuve bajo la luz que él difundía. Luz que trato de poner en contexto hoy a través de su pensamiento. Muchos conocen su imagen, pocos han leído sus escritos (son 3.000 paginas). Lo de la cárcel, no fue por ser su hermano, sino por mi militancia política. En la prisión, pocas veces me complicó más, de lo que a todos nos tocaba de violencia y represión.
¿Porque no habló por muchos años de su hermano?
–Por una lado, por no darme cuenta de la importancia que tenía y tiene para una gran cantidad de gente en el mundo, su historia, su figura, su pensamiento, su ética, etc. Y, tal vez, también por una cuestión de no “utilizar” su importancia, de no “subirme” a un lugar que no correspondía ( su lugar). No sé, habría que consultarlo con Freud, Lacan ¡o alguno de sus colegas actuales!
Lo cierto, es que a medida que fui dando entrevistas, y sobre todo charlas, me he dado cuenta de la importancia que tiene para los demás conocer a su familia, su vida, es decir su humanidad y su pensamiento.
¿Cuál es su recuerdo más importante del Che?
–Las conversaciones que pudimos tener en Uruguay cuando fue la Conferencia de la OEA en Punta del Este (1961). Allí, nuestras charlas eran escasas y cortas, pero muy importantes para mí. Conversamos del Mundo, de Argentina, de Cuba, del socialismo, etc.
En su opinión, ¿su hermano tuvo errores?
–Por supuesto. Era un ser humano. Seguro quieres que te diga cuáles fueron, en mi opinión. Seria un atrevimiento de mi parte meterme en esa tarea. Sí, puedo decirte que como dijo Fidel en alguna oportunidad, el Che se arriesgaba en cada cuestión a fondo, a veces sin calcular el valor de su propia vida para los demás.
Puede ser así, pero también tenía un concepto del dirigente, que hacía que se pusiera al frente de las situaciones aun a riesgo de su vida.
En sus escritos él plantea errores, como en su libro sobre el Congo.
Seguramente en Bolivia hubo errores, sino otro gallo cantaría (como dice la canción). Pero todo lo de Bolivia ha quedado tan envuelto en misterios, que se hace difícil decir que errores hubo, que fue casualidad, etc.
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¿Qué piensas del hecho que el Che se ha transformado en un fenómeno comercial planetario?
–Pienso en la publicidad de Rolex (relojes) y en la vulgarización de su imagen de revolucionario agradable. Hay dos cuestiones en esto. Una es que la vulgarización hace que desaparezca el riesgo de que su pensamiento y acción sean conocidos y por tanto imitado. “Salvemos al mundo mercantilista e individualista del pensamiento y referencias revulsivas” sería el concepto con el que se dirige esa campaña de vulgarización. Ya que no pueden hacer desaparecer del imaginario social su figura la vulgarizan. Por otro lado siempre que hubo un buen “producto” hubo un buen comerciante que lo usó. El asunto de fondo es por qué el “producto” Che es bueno, y “vende”.
¿A tu hermano le gustaría la Cuba de hoy? Y tú, ¿que piensas de eso?
–Como siempre digo, yo no puedo ser quien diga con certeza lo que el Che pensaría, etc. Sería un atrevimiento y casi se convertiría en una metáfora.
Estoy seguro de que no estaría nada satisfecho con como anda el mundo. Volvería a ponerse al frente de las luchas populares para cambiarlo.
Cuba hizo su Revolución, construyó un sociedad con niveles de solidaridad y justicia, que defienden, en un mundo adverso.
Yo digo que mejor que criticar a Cuba, es hacer lo que podamos para que el mundo cambie. Y hoy está más claro todavía que en lo 60 y 70 que en este mundo globalizado lo que los pueblos hagan, lo deben hacer, y lo harán, globalizados también.
Después de Obama, ¿Trump es un paso atrás?
–Me parece que es más bien la demostración de que la Norteamérica profunda, la real a salido a la luz. Sus problemas de fondo se comienzan a ver con más claridad. Ya no un afroamericano, no una mujer. Sino un hombre capitalista imperial sin tapujos, bien claro.
Si es un paso atrás, deberán resolverlo los norteamericanos.
¿Piensas que a tu hermano le habría gustado el Papa Francisco?
–Habría que invertir la pregunta y hacérsela al Papa Francisco. Qué piensa él, del Che.