Los muertos por los violentos incendios que azotan el norte de California subieron a 21, informaron el miércoles las autoridades, mientras centenares de bomberos trataban de controlar las llamas alimentadas por el fuerte viento.
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«Ésta es una catástrofe crítica y grave», dijo a periodistas el jefe de los bomberos de California (CalFire), Ken Pimlott. «No vamos a salir del bosque por varios días», añadió.
Según Pimlott, tras un respiro el martes los vientos volvían a retomar fuerzas el miércoles, dificultando las labores para contener las llamas.
«Todavía estamos impactados por cinco años de sequía», dijo. «Estamos hablando de una vegetación explosiva».
Once de las muertes ocurrieron en el condado vinícola de Sonoma, uno de los más afectados por el fulgurante avance del fuego y donde continuaban las evacuaciones.
Otros seis perdieron la vida en el condado de Mendocino, dos en el de Napa, y dos en el de Yuba.
Pimlott apuntó que se espera que la cifra de muertos aumente: en Sonoma hay aún 200 personas en paradero desconocido.
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Los bomberos de California explicaron en su cuenta de Twitter el miércoles que 22 incendios arrasan actualmente el estado y que ya han quemado 69.000 hectáreas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró el martes el estado de catástrofe natural, liberando recursos federales para atender la emergencia desatada sobre el estado más poblado del país desde que la mayoría de focos comenzaron el domingo y avanzan con extrema rapidez por los fuertes vientos.
Barrios enteros en Santa Rosa, una ciudad de 175.000 habitantes en Sonoma, 90 km al norte de San Francisco, habían quedado reducido a cenizas.
Sólo en Sonoma, más de 25.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Unas 5.000 lograron refugiarse en albergues temporales, indicó el lunes la oficina del sherif.
Y más de 3.500 casas y negocios han sido destruidos, incluyendo viñedos en Sonoma y Napa, el corazón de la industria vinícola en el estado, el más poblado del país.
Y aun no hay señales de que las llamas cedan.
La policía de Santa Rosa advirtió en Facebook que los servicios meteorológicos prevén un «retorno de los fuertes vientos en la región a partir del miércoles por la noche (…) hasta el jueves por la mañana».
«Esta evolución crea condiciones extremadamente peligrosas para los bomberos», subrayó.
Pimlott dijo que 73 helicópteros, 30 aviones y cerca de 8.000 bomberos están desplegados en los esfuerzos para combatir el fuego, mientras que 324 camiones apagafuegos y otros 60 equipos de bomberos estaban en camino desde otros estados para prestar asistencia.
El ejército también ha sido desplegado con 700 efectivos participando en las labores y otros 1.800 movilizados.
– «En medio de dos fuegos» –
CalFire precisó en su web que octubre es el mes en el que históricamente California sufre sus incendios más grandes y destructores de todo el año.
Miles de vecinos se han visto obligados a huir de las llamas. El miércoles seguían las evacuaciones.
Bob Nelson, de 53 años, dijo que huyó de su casa el domingo y regresó el martes. «No había daños», dijo. «Pero fuimos nuevamente evacuados».
«No sé nada de mi casa ahora», dijo a AFP. «No tengo idea. Está en el medio de dos fuegos», añadió.
Varios viñedos han sido además parcial o totalmente destruidos. Algunos seguían en la trayectoria de las llamas el miércoles.
El viñedo Signorello Estate quedó reducido a cenizas. Su director, Ray Signorello Jr, señaló en Facebook que los trabajadores intentaron luchar contra las llamas la noche de domingo, pero tuvieron que abandonar los esfuerzos cuando alcanzaron el edificio principal.
La explotación de vinos orgánicos Frey acabó engullida por el fuego, mientras la familia vinicultora Donelan cruza los dedos para no sufrir las consecuencias de los incendios, aunque está en la zona de evacuación.
«El fuego no está para nada controlado y el viento aumenta. No hay forma de saber si estamos fuera de peligro», contó Cushing Donelan a la AFP.
El incendio más mortal de la historia de California, el «Griffith Park», ocurrió en octubre de 1933 y dejó 29 muertos cerca de Los Ángeles. El más destructor, el «Tunnel-Oakland Hills», arrasó 2.900 edificios y mató a 25 personas en octubre de 1991.