El sacristán de la catedral de Mónaco fue condenado esta semana por haber robado el dinero recaudado en el cepillo, lugar donde se depositan las limosnas, por un monto aproximado de 3 mil euros, según confesó.
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El individuo, residente en el sureste de Francia, fue despedido de su empleo de funcionario -el catolicismo es la religión estatal de Mónaco- y condenado a cinco meses de prisión condicional y una multa de mil euros en concepto de daños y prejuicios.
El sacristán había sido sorprendido a principios de 2016 por el cura, recién llegado, merodeando en torno a los cepillos. El sacerdote, que constató una bajada en los ingresos procedentes del cepillo, fue albergando sospechas en torno al empleado y avisó a las fuerzas de seguridad.
Calló en la trampa
Atrapado al encontrarle unas marcas rojas en las manos, después de que la policía hubiese dejado en los cepillos unos billetes impregnados con un producto, el sacristán se vio obligado a confesar. Había conservado una copia de las llaves de la época en que se encargaba de vaciar los cepillos, antes de que llegara el nuevo cura.
Ante el tribunal, el detenido explicó que había robado el dinero para pagar el casamiento de su hijo.
En 2016, se recolectaron 136 mil euros en el cepillo de la catedral de Nuestra Señora Inmaculada de Mónaco, 9 mil euros menos que el año anterior, según informaciones recabadas durante la investigación.