Las elecciones regionales en Venezuela, que debieron realizarse el año pasado, se convierten en una instancia fundamental tanto para la oposición como para el chavismo en la búsqueda de legitimar sus posturas ante el pueblo venezolano.
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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que se declara ganador del pulso en las calles, convirtió estos comicios en una legitimación de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, desconocida por la oposición y varios países de América y Europa.
«Esto es un triunfo de la democracia revolucionaria. La Asamblea Nacional Constituyente ha convocado esta elección con su poder plenipotenciario y tenemos que ir a votar por la paz», expresó Maduro, en un mensaje en la apertura de las urnas desde el Palacio de Miraflores.
La MUD busca relanzar su lucha y demostrar que aún es mayoría. Será el primer duelo electoral desde su aplastante victoria en las parlamentarias de 2015, cuando rompió una hegemonía chavista de 18 años.
«No se trata de unos gobernadores ni de partidos, sino de vencer a Maduro. Es una jornada histórica, reinicio de una etapa de presión que continuará contra la dictadura», llamó el diputado Freddy Guevara, uno de los líderes de las protestas.
Impacto en las negociaciones
Aunque la elección es regional, opinan analistas incidirá en el nivel de presión internacional y en las posibilidades de un diálogo, tímidamente reanimado en septiembre en República Dominicana, pero congelado a la espera de estos comicios.
«Tendrán efecto en las negociaciones dirigidas a concretar una transición negociada que puede mostrar su punto culminante» en la elección presidencial de fines de 2018″, opinó el experto en comicios, Eugenio Martínez.