Fue el embajador del Reino de los Países Bajos en Panamá quien contó en su cuenta de Twitter que en Holanda se quedaron sin presos y piden que les donen para no cerrar cárceles.
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«Problema holandés: no tenemos suficientes criminales. Desde 2014 hemos tenido que cerrar 27 cárceles. Ahora esta prisión aloja a 90 empresas», escribió en la red social.
Problema holandés: no tenemos suficientes criminales. Desde 2014 hemos tenido que cerrar 27 cárceles. Ahora esta prisión aloja a 90 empresas pic.twitter.com/ksai8u9NIK
— Dirk Janssen (@dirkjanjanssen) October 25, 2017
En una de las respuestas al trino, un joven le dijo: «Podemos exportar criminales si desean» y el embajador respondió:
«Noruega ya exporta prisioneros a Holanda, para evitar que tengamos que cerrar más».
Mientras que el hacinamiento es un mal que afecta a buena parte del sistema penal internacional, especialmente en América Latina, Holanda tiene el problema contrario: faltan presos.
Que sea uno de los países con menor tasa de criminalidad de toda la Unión Europea explica en parte este fenómeno. Entre las razones del déficit de reos en los Países Bajos, se encuentran fundamentalmente la legalización de las drogas, así como un idílico modelo de respeto e igualdad social que ha contribuído a disminuir los índices de criminalidad.
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El coste de las prisiones es un problema. Según «Le Figaro», un viceministro de Justicia llegó a proponer hacer pagar 16 euros la noche a los detenidos, para reducir la factura de prisiones.
Los vigilantes se quedan sin trabajo. Y para paliar este problema, autoridades neerlandesas decidieron importar presos, alquilando celdas a Noruega y Bélgica. Incluso se planteó la posibilidad de utilizar los penales para dar acogida a los refugiados ue lleguen al país.