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Revelan imágenes satelitales de los hostiles centros de “reeducación” de Kim Jong-un

Los centros, donde se violan los Derechos Humanos constantemente, están rodeados de altos muros, vallas de alambre de púas, torres de vigilancia, dormitorios y talleres o minas ubicadas dentro o cerca de las cárceles, de acuerdo a The Washington Post

Los ciudadanos de Corea del Norte viven rodeados por un cerco comunicacional y físico bastante grande, sus vidas giran en torno a los deseos del líder Kim Jong-un y poco saben del mundo exterior. Desde el lado contrario del cerco es escenario no es muy distinto, ya que la información que se posee de Norcorea es escasa y controlada.

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Lo que si se sabe es el control exhaustivo que realiza el régimen de Jong-un a todo aquel que pise sus tierras. Es por este motivo que existen los brutales campos de trabajos forzados, los «gulags» (para presos políticos norcoreanos) y los campos de «reeducación», el primero para «crímenes menos graves» según el código penal del régimen. En todos se cometen actos que violan los Derechos Humanos.

Este jueves una organización de activistas reveló unas imágenes satelitales que corresponderían a campos de «reeducación», lo que junto con testimonios de ex prisioneros, dieron paso a un análisis realizado por The Washington Post respecto a como han crecidos estos centros de readoctrinamiento.

Campo de reeducación Kaechon, número 1

Distribuídos a lo largo y ancho de todo el país, este tipo de prisiones se erigen sustentados con el temor de los ciudadanos, que se someten a los deseos del gobierno para evitar ser recluido.

Y como no, si los huéspedes de los hostiles centros, que se edifican entre altos muros, vallas de alambre de púas, torres de vigilancia y talleres o minas ubicadas dentro o cerca de las cárceles, son sometidos a cruentos interrogatorios, torturas y trabajos forzados en condición de inanición de 14 horas diarias, según el medio estadounidense.

«La higiene es reportada como pésima y las raciones de comida son inadecuadas, lo que ocasiona muertes por desnutrición o enfermedades, principalmente a los presos cuyas familias no pueden llevarles más alimentos», cuenta David Hawk, experto en los campos de prisioneros de Corea del Norte que participó en la redacción del informe, en entrevista con The Washington Post.

 

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