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¿Disneylandia en el desierto? Príncipe saudí quiere modernizar su reino muy rápido

Con inversiones previstas de 500.000 millones de dólares (425.000 millones de euros), el proyecto NEOM prevé la creación de otro Silicon Valley.

Arabia Saudí tienta a los inversores con fabulosos y multimillonarios megaproyectos, que van desde parques de atracciones hasta taxis voladores, pero los escépticos dudan de su viabilidad en una época de petróleo barato.

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El reino desveló hace poco varios proyectos descomunales: una ciudad del ocio en Riad, que podría rivalizar con los parques de atracciones de Disney, una nueva estación balnearia en el mar Rojo o el NEOM, una enorme zona de desarrollo económico presentada como el equivalente regional a Silicon Valley.

Los bocetos de esos proyectos fueron presentados a unos 3.500 empresarios durante un foro internacional de inversión apodado «Davos en el desierto», en el que Arabia Saudí presumió de ser un buen destino para los negocios.

«La iniciativa es demasiado ambiciosa, implica riesgos inmensos y no ayudará a responder con eficacia a los retos del mercado laboral», considera el centro de reflexión Eurasia Group respecto al proyecto NEOM.

«El lanzamiento continuo de nuevas iniciativas y nuevos planes de inversión (…) transmite una imagen de dinamismo. El gobierno no tiene sin embargo la capacidad de llevar a cabo varios programas ambiciosos» a la vez, añade.

La monarquía atraviesa importantes dificultades presupuestarias, debido a la caída del precio del petróleo, su principal fuente de ingresos, en los tres últimos años.

Inversionistas británicos en Arabia Saudita (FAYEZ NURELDINE/AFP)

Estos proyectos, cuyo coste se estima en cientos de miles de millones de dólares, nacieron de la voluntad del poderoso príncipe heredero Mohamed bin Salmán, que promueve un amplio plan de reformas económicas llamado «Visión 30» para reducir la dependencia de su país al petróleo.

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A sus 32 años, éste intenta ganarse el apoyo de los jóvenes, pero no logra convencer al conjunto de la población de que sus reformas permitirán crear trabajos, una cuestión fundamental en un país donde la tasa de desempleo es del 12,8%.

Con inversiones previstas de 500.000 millones de dólares (425.000 millones de euros), el proyecto NEOM prevé la creación, en el noroeste de Arabia Saudí, de una zona económica especial de 26.500 km2, próxima a Jordania y Egipto.

A pesar del optimismo del régimen, el centro de análisis Capital Economics señaló en un reciente informe los «malos» resultados del reino saudí a la hora de llevar a cabo grandes construcciones, como la ciudad económica de Yeda, cuya realización registró numerosos retrasos.

Los partidarios de estos nuevos proyectos destacan, sin embargo, un gran cambio respecto a los últimos años: esta vez su promotor es el príncipe heredero, que parece decidido a transformar radicalmente el país.

El Fondo Público de Inversiones del reino, que tiene como objetivo duplicar sus activos hasta alcanzar cerca de 400.000 millones de dólares en 2020, debería ser el principal inversor en estos proyectos.

Algunos actores del sector privado, como el multimillonario británico Richard Branson, ya prometieron que invertirían en esas construcciones.

 

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