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Los errores de Puigdemont en la desventura secesionista

En una sociedad catalana profundamente dividida sobre la independencia, y con la oposición frontal del gobierno español y la Unión Europea a la secesión, la proclamación de la independencia no se tradujo en nada concreto en las calles catalanas, lo que deja en entredicho las actuaciones que ha tenido el presidente catalán, Carles Puigdemont, así como la osadía de los independentistas.

(AURORE BELOT/AFP)

 

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Mientras en Cataluña se asentaba la idea del fracaso de la proclamación de la independencia,  los dos principales partidos secesionistas ya confirmaron que participarán en las elecciones del 21 de diciembre.

Además, un miembro del ejecutivo de Puigdemont que dimitió el jueves por su desacuerdo con una declaración unilateral, Santi Vila, subrayó que la proclamación de la independencia fracasó y  acusó de ingenuos a algunos de sus compañeros de ejecutivo. «Este proceso por la independencia (…) ha partido de la ingenuidad de que esto era un proceso fácil, de que se podía hacer de forma rápida y que no tenía costes», afirmó a una radio regional

Pero, ¿cuáles han sido los errores concretos de Puigdemont que hizo descarrilar el proyecto independentista, dejando una sociedad polarizada y una incidencia negativa en la economía, que ya ha dado sus primeros pasos con la masiva fuga de empresas de Cataluña?

La última aparición pública del líder catalán se remontaba al sábado, al día siguiente de proclamar la república en el Parlamento catalán, desoyendo las advertencias del gobierno y la justicia españolas. Después, Puigdemont se fue a Bruselas inesperadamente, un viaje cuyos motivos se ignoraban.

Una salida que fue ampliamente criticada, como fue la respuesta del Juan Vicente Herrera, quien la calificó de estrambótica: «Suscribo las palabras de un político belga al decir que cuando uno declara la independencia debe estar con su pueblo, y eso es lo que pienso yo. Lo lógico es que, si declaras la independencia de tu tierra, debes permanecer en tu tierra, y no desaparecer de la faz de la tierra», precisó Herrera.

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En esta misma línea, el presentador de un programa televisivo llamado «Al rojo vivo», Antonio García Ferreras, se explayó en directo sobre la actitud de Puigdemont después de que declarara unilateralmente la independencia -«Me parece una falta de respeto a los dos millones de independentistas de Cataluña que el sábado haga una declaración institucional y a que esa hora esté de pinchos en su restaurante favorito de Girona. Y me parece una tomadura de pelo que un día como hoy, que se anuncia la querella, esté en Bélgica. A mí me resulta absolutamente alucinante. No es serio»

Otra de las cosas que se le reprueban es la falta de prudencia por el hecho de no medir las consecuencias antes de obrar, y es que la masiva retirada de empresas y bancos de Cataluña ha hecho un daño irreparable a su causa. Le ha quitado al independentismo credibilidad y ha generado miedo en una parte de sus posibles votantes.

Para Antonio Bar Cendón, Catedrático de Derecho Constitucional todo han sido errores en el actuar de Puigdemont: «En realidad, ¡todos! La locura de sus ideas periclitadas y sin fundamento ni histórico ni racional, y la locura de sus métodos, ilegales -contrarios a la Constitución y al propio Estatuto de Autonomía de Cataluña- y antidemocráticos, con total falta de respeto a la oposición parlamentaria y a la inmensa mayoría de la ciudadanía catalana».

Para Juan Andrés Álvarez, abogado chileno especialista en secesión «el primer error fue  la declaración unilateral de independencia misma. Puigdemont solo ha debido jurídicamente efectuarla una vez que el estado estuviese conformado como tal, cuestión que claramente no acaece acá, en que no nos encontramos frente a un estado plenamente constituido como tal, sino que a lo sumo como un germen», explica y prosigue «en el evento de declararla aún así, una práctica internacional usual pero que tiene escasa relevancia jurídica, sino que es mayoritariamente política, no ha debido suspender sus efectos bajo el modelo Esloveno, puesto que esto necesariamente ha mostrado no sólo debilidad en la toma de decisiones, sino que ha otorgado un margen de tiempo razonable a Madrid para dar aplicación al art. 155»,

«De ahí en adelante todo pasa a ser señales equívocas, puesto que en ocasiones actúa como entendiendo que se está instaurando un nuevo orden institucional bajo un marco normativo constitucional distinto del español, y luego obra en concordancia con lo ordenado en Madrid, lo que parece un sinsentido. Luego, abandonar Cataluña post aplicación del 155 es una pésima señal en relación a entender que no resulta aplicable el ordenamiento constitucional español, puesto que en caso contrario daría lo mismo aquello efectuado por el gobierno español», incide.

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