Durante 20 años, Michael Kent fue parte de un violento grupo supremacista blanco en Arizona, en el suroeste de Estados Unidos.
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Además de cometer numerosos crímenes de odio en ese tiempo, se dedicaba a reclutar jóvenes para su movimiento.
Llevaba dos esvásticas tatuadas en el pecho y el lema de su grupo grabado en su espalda: "Orgullo blanco".
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Pero su vida comenzó a cambiar después de que cayó preso por posesión de armas y drogas, hace un poco más de 10 años.
Tras pasar un año recluido, conoció a Tiffany Whittier, quien fue asignada como su agente de libertad condicional y que, en palabras de Kent, le "cambió la vida".
Hay un detalle más en esta historia: Whittier es de raza negra.
Pasado
Michael Kent creció en un barrio de mayoría afroestadounidense en el que sufrió muchos incidentes violentos y tuvo que "luchar para sobrevivir". Él y su familia.
Cuando tenía 12 años, uno de sus vecinos irrumpió en su casa e intentó violar a su madre.