El presidente de Estados Unidos Donald Trump se reunió este lunes con el emperador de Japón, Akihito, una cita que generaba mucha expectación por el complejo protocolo de la casa real y por las críticas a su predecesor, Barack Obama, que saludó al monarca con una marcada reverencia.
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Trump sorteó los obstáculos inclinando sólo la cabeza ante el enjuto emperador en una cita a la que acudió acompañado de su esposa Melania.
Después debía reunirse con los familiares de los civiles secuestrados por Corea del Norte para entrenar a sus agentes de espionaje y enseñarles la lengua y la cultura japonesa.
Corea del Norte ha admitido el secuestro de 13 civiles japoneses, pero Japón cree que hay más casos, incluyendo el de una adolescente de 13 años raptada cuando volvía del colegio.
«Va a haber una atención especial a la cuestión de los derechos humanos en Corea del Norte, un tema que muchas veces es ignorado», dijo un funcionario de la Casa Blanca.
En un encuentro con la comunidad empresaria japonesa y estadounidense, Trump lanzó sus habituales críticas al excedente comercial de un Japón que, dijo, se ve favorecido «desde hace varios años».
El comercio entre Estados Unidos y Japón «no es equitable» y conviene «negociar de manera amistosa», aseguró Trump.