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El debate de casi 100 años: ¿Qué hacer con la momia de Lenin?

Los rusos se preguntan si sería mejor enterrar al fundador del Estado soviético y derrumbar su mausoleo

(AFP)

Casi 100 años después de su muerte y más de un cuarto de siglo tras la disolución de la URSS, el cuerpo embalsamado de Lenin descansa en Moscú en su mausoleo en la plaza Roja, ante el Kremlin.

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– El mausoleo

A la muerte en 1924 del líder de la Revolución de Octubre, se organizó a toda prisa un concurso para construirle una sepultura, ganado por el arquitecto Alexei Chtchusev. En un primer momento, este hizo levantar dos mausoleos provisionales de madera antes de construir el actual, en cemento armado cubierto de mármol, terminado en 1930.

El monumento, una pirámide compuesta por gradas rojas, se reconstruyó parcialmente en 1945 para añadirle una tribuna donde se instalaron a partir de entonces los responsables soviéticos durante los desfiles en la plaza Roja.

– Un símbolo soviético

Los restos de Lenin, que antes de su muerte había pedido ser enterrado, sólo iban a exponerse al público de forma temporal. Pero los dirigentes de la URSS decidieron conservar su cuerpo, convirtiendo el mausoleo en uno de los principales símbolos del régimen soviético.

El cuerpo de Iósif Stalin se expuso al lado del de su predecesor, entre su muerte en 1953 y 1961, cuando se le transfirió secretamente a la necrópolis situada detrás del mausoleo, en el marco de una política de destalinización.

– Un logro científico

La conservación de la momia de Lenin desde hace más de 90 años es una hazaña científica que llamó la atención de generaciones de investigadores.

Su cuerpo es conservado por un grupo de científicos del Instituto de las Plantas Medicinales y Aromáticas de Moscú, que también trabajó en los restos de otros dirigentes como el vietnamita Ho Chi Minh, el angoleño Agostinho Neto y el norcoreano Kim Il-sung.

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Esos investigadores verifican cada semana el estado del cuerpo de Lenin, colocado en un mausoleo de temperatura e higrometría constantes y cubierto de un sarcófago de vidrio que lo protege de los ataques microbianos y evita que se seque y se estropee.

– Un procedimiento secreto

El instituto moscovita nunca reveló cómo procede para conservar el cuerpo. Pero un miembro del equipo, Pavel Fomenko, explicó el proceso de embalsamamiento durante la muerte en 2011 del líder norcoreano Kim Jong-Il: «Retiramos todos los órganos internos, las venas se purgan con una solución, la sangre se extrae de los tejidos».

«El cuerpo está colocado en una bañera de vidrio llena de una solución de embalsamamiento, cerrada por una tapadera y cubierta con una sábana blanca. Se mantienen unas condiciones precisas de temperatura y humedad en la pieza. La solución sustituye el agua en las células del cuerpo. El embalsamamiento dura unos seis meses», explicó entonces el científico.

– Un futuro incierto

¿Hay que retirar el cuerpo de Lenin del mausoleo y enterrarlo? La pregunta vuelve a plantearse con frecuencia desde la caída de la URSS, pero hasta el momento las autoridades rusas no han tomado ninguna decisión al respecto.

El presidente Boris Yeltsin no se atrevió a abordar el tema durante su presidencia, entre 1991 y 1999, por temor a la reacción del Partido Comunista, que formaba una verdadera fuerza opositora en aquel momento.

Su sucesor, Vladimir Putin, tampoco se ha pronunciado sobre esta cuestión y ha asegurado que el propio pueblo ruso tomará la decisión de enterrar a Lenin cuando lo considere oportuno.

Según una encuesta realizada por el centro independiente Levada en marzo de 2017, solamente un 31% de los rusos se opone a la inhumación de los restos del líder de la Revolución de Octubre, cuyo mausoleo sigue abierto al público.

lenin (VYACHESLAV OSELEDKO/AFP)

El mausoleo dejó hace tiempo de ser una atracción turísticade primer orden en Moscú, ni rastro de las hordas de campesinos llegados de todos los rincones del imperio que acudían en los primeros años para honrar al líder. Al desinterés del público se une que el templo pasa temporadas cerrado por cuestiones técnicas de conservación de la momia, en concreto, dos meses cada año y medio.

Esta semana, el controvertido líder de la república norcaucásica de Chechenia, Ramzán Kadírov, sacó el tema a debate, al señalar que el cadáver de Lenin «ya ha sido suficientemente visto».

«Debe ser enterrado. Esto es lo razonable y lo humano», escribió Kadírov en las redes sociales, aunque el «fiel soldado de Putin», como se define a sí mismo el jefe de Chechenia, remarcó que «el punto y final en este debate ha de ser puesto por el presidente».

La opositora Ksenia Sobchak, quien se postula como candidata a la Presidencia de Rusia en las elecciones de marzo próximo, anunció que lo primero que hará si gana los comicios -algo que, por otra parte, parece una quimera- será ordenar el entierro de Lenin.

«Creo que la Edad Media en la que estamos cayendo en la actualidad se debe, entre otras cosas, a que en pleno siglo XXI tenemos el cadáver de una persona en la principal plaza del país», dijo en una entrevista.

La corrosiva diputada Natalia Poklónskaya -del partido Rusia Unida, de Putin- secundó la propuesta.

«Mirar un cadáver en el centro de la capital es poco humano», escribió en Facebook la mujer que saltó a la fama como fiscal general de la anexionada Crimea y que recientemente emprendió una auténtica cruzada contra la película «Matilda», sobre la relación prematrimonial entre el último zar de Rusia, Nicolás II, y una famosa bailarina.

Poklónskaya, erigida en portavoz de los creyentes más ortodoxos, siguió exigiendo la prohibición de la cinta incluso después de que Putin dejara claro que el filme del director Alexéi Uchitel, que finalmente se estrenó hace pocas semanas, no sufriría censura alguna.

En abril de este año, un grupo de parlamentarios de Rusia Unida registró en la Duma (cámara de diputados) un proyecto de ley para la sepultura de Lenin, pero poco después retiraron sus nombres de la propuesta, que también firmaba el ultranacionalista Partido Liberal Democrático.

Esta semana, la presidenta del Consejo de la Federación (Senado) ruso, Valentina Matviyenko, expresó su seguridad de que el cuerpo de Lenin será enterrado tarde o temprano, pero sólo tras celebrarse un referéndum popular sobre esta cuestión.


Lenin no dejó testamento, pero su viuda, Nadezhda Krúpskaya, quien se opuso a la exposición del cuerpo de su marido, declaró que éste había expresado su deseo de descansar junto a su madre y su hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.

En medio de la discusión y pese al inminente centenario de la Revolución -un acontecimiento crucial en la historia de Rusia- el Kremlin ha ordenado cerrar al público el mausoleo en el que se exhibe el cuerpo momificado del fundador del Estado soviético.

Los diputados comunistas y sus invitados extranjeros, de hecho, fueron hoy los únicos a los que se permitió rendir un homenaje al líder de la revolución.

También serán los únicos en conmemorar el centenario con una multitudinaria marcha el 7 de noviembre, ya que el Kremlin no tiene previsto festejar de ninguna forma la efeméride.

Aunque Putin considera que la caída de la Unión Soviética en 1991 fue «la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX», ha preferido ignorar el centenario, aparentemente para no generar crispación en la sociedad.

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